La migración es uno de los temas políticos, económicos, sociales y humanitarios más importantes en las agendas nacionales, regionales y globales de este siglo. A pesar de que se tiende a verla como un problema, la verdad histórica (y aquí recomiendo leer el informe Moving for Prosperity del Banco Mundial) es que la migración ha sido un poderoso impulsor del desarrollo sostenible para los países de origen, tránsito y destino, así como para los migrantes. ¿Cómo asegurar entonces que en el futuro la migración siga siendo un motor de desarrollo sostenible en el mundo?

En el año 2015, las Naciones Unidas aprobaron la Agenda 2030, un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) -desglosados en 169 metas complementarias- que presentan una hoja de ruta para llevar a nuestro planeta hacia un futuro más ecológicamente sostenible y más próspero para todas las personas que lo habitamos. 

Estos ODS incluyen metas específicamente relacionadas con la movilidad humana, como la de facilitar la migración ordenada, segura, regular y responsable de las personas mediante la aplicación de políticas migratorias planificadas y bien gestionadas, entre otras medidas. De esta manera, la migración aparece por primera vez como un asunto sobre el que se debe actuar, pero también como un facilitador clave del desarrollo sostenible.

La inclusión de la migración en la Agenda 2030 es una hecho relevante y muy importante, pues de esta forma los gobiernos del mundo reconocieron oficialmente la contribución de la migración al desarrollo sostenible.

En este marco, el Organismo de las Naciones Unidas para la Migración (OIM) trabaja para asegurar que los objetivos vinculados al acceso de las personas migrantes a sus derechos formen parte de las agendas de los gobiernos, fortaleciendo a su vez las capacidades nacionales y regionales en materia de recopilación, análisis y diseminación de datos migratorios.

Muchos de los 17 objetivos de la Agenda 2030 se lograrán plenamente si se toma en cuenta la migración. Dejar a los migrantes por fuera de estos esfuerzos gubernamentales pondría en riesgo los progresos logrados en el cumplimiento de otras metas, al limitar la cobertura y la sostenibilidad de las iniciativas.

Resulta alentador ver cómo muchos gobiernos vienen incorporando la migración en la planificación del desarrollo local y nacional. La firma del Pacto Global por una Migración Regular, Segura y Ordenada, que firmará la enorme mayoría de los países miembros de Naciones Unidas el próximo 11 de diciembre en Marrakech, es un gran paso en esta dirección. Sin embargo, aún falta camino por recorrer.

La conexión entre la migración y los ODS va mucho más allá de la implementación de políticas aisladas de migración e implica la integración de la migración en los diferentes sectores de la gobernanza. Fortalecer la coherencia entre las políticas de migración y las de desarrollo permitirá la creación de un círculo virtuoso que redundará en beneficio de nuestros países.