He visto con estupor la fragancia de los imberbes del patio cuando ven al cine con un rojo tinto de industria y comercio. En sí lo es para el gran capital que tiene a la industria del audiovisual como el segundo renglón en el PIB estadounidense. En nuestra sociedad con un déficit social y moral escalofriante no existe justa deliberación al respecto. 

Solo ven el negocio pero no invierten tiempo y recursos en lo que arma a cualquier proyecto cinematográfico que es el recurso humano en escritura. 

En ese sentido, se ha matizado el contraste y por un lado gobierna el criterio capitalista, y del otro lado los impulsos sociales. El criterio capitalista no invierte en desarrollo humano y en todo caso se vale de impulsos originarios no capitalistas para lucrar con la creatividad y entrega de quienes aman el arte y tienen un sentir sobre sí mismos y sus circunstancias. 

Hay quienes afirmen, con sobrada razón, que ese dilema es falso y que el cine es arte y es industria y/o negocio. Pero no hay que olvidar que toda industria o negocio necesita de mercado, y que en un país con fuerte dependencia estatal y gran déficit social, sabemos que ese mercado solo obedece a la industria del cine Made in USA. 

Qué sería del cine sin el aporte de cineastas como Vittorio de Sica: "He perdido todo mi dinero en estas películas. Ninguna es comercial pero yo estoy contento de perder ese dinero de esta forma. Tener como souvenirs de mi vida películas como Umberto D, y El ladrón de bicicletas". 

Para mí el cine es poesía, y como tal es un excelente medio de difusión y entendimiento de lo que somos. Me afirmo en estos dos ejemplos: 

Del filme "El lado oscuro del corazón" de Eliseo Subiela, la poesía "No te salves"de Mario Benedetti:

Del filme "Poetry" de Lee Chang-Dong , un maravilloso final poético.