En la Universidad Autónoma de Santo Domingo se conoció el cine como semilla cultural y artística desde los años 70, cuando en una sala de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura se empezó a proyectar películas bajo cierto nivel de consciencia espectatotial,  seleccionadas por algunos profesores, cinéfilos con nociones de técnica, estética, historia y teoría cinematográfica.

Pero la inquietud  por el séptimo arte no solo llevó a nuestro Cine Universitario a la proyección de lo mejor de la producción fílmica de aquella década y de períodos anteriores, ya que en aquel contexto, las ideas sobre cierta “praxis del cine” empezaron a cobrar valor cuando un grupo nutrido de estudiantes, junto a algunos profesores, divulgaron formas de reflexión, lectura y educación cinematográfica. (Ver, las actividades de Cine militante, Encuentros sobre cine en la Facultad de  Humanidades). Las actividades planteadas en aquellos años mediante el trabajo ideológico de comunicadores como Jimmy Sierra desde el CINEC, y la teorización y búsqueda del entonces estudiante y luego maestro Onofre de la Rosa, fundador junto a otros compañeros del grupo Cine Militante en la Facultad de Humanidades, hicieron del cine y la comunicación audiovisual una actividad reflexiva, así como también una mediación crítica y cultural.

La Facultad de Humanidades de la UASD fue, por aquel entonces, un espacio que acogió grupos estudiantiles, grupos políticos y culturales, utilizando el arte del celuloide para analizar, reflexionar sobre cine y realidad, cine e ideología, cine y educación, cine y política desde una perspectiva abierta de diálogo artístico. Bajo el apoyo de la FA y la decisión del entonces Consejo Universitario,  el cine se planteó como carrera de manera formal en la programática académica bajo la gestión del entonces director y profesor del Departamento de Artes Norberto Santana Rivera.

Todo lo que hoy es y representa el cine desde la UASD, tiene una historia que debe ser escrita y divulgada a favor de la nueva industria cinematográfica, en cuyo marco y ámbito encontramos comunicadores, documentalistas, reporteros, estudiantes, profesores, egresados y ya profesionales formados y acreditados por la Escuela de Cine, Televisión y Fotografía de la UASD.

Pero la memoria cultural de hoy debe recordar también a críticos, comunicadores y estudiosos del Séptimo Arte, como el padre José Luis Sáez, Alberto Villaverde, el desaparecido Humberto Frías y otros animadores y comunicadores nacionales y extranjeros agrupados en el legendario MCU (Movimiento Cultural Universitario), y que facilitaron lecciones de cine y comunicación audiovisual en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Hoy, cuando nuevas visiones de jóvenes cineastas y profesores de cine ha emprendido un diálogo sobre la academia y la industria del cine en el país, contamos con un amplio programa académico-docente y un marco de cooperación e inserción sociocultural que ha hecho crecer a nivel nacional el cine dominicano, orientado sobre la base del desarrollo tecnológico de nuestros días y la incidencia de los nuevos medios globales.

Con los encuentros, festivales, cine-clubs, cine-foros, intercontactos con universidades extranjeras y a la vez con directores, productores, actores, fotógrafos renombrados, institutos y escuelas de cine del mundo, asistimos a una perspectiva sustentada por una praxis educativo-cultural decidida a seguir desarrollando una estructura y una gestión práctica de creación activada por un cuerpo profesional, interdisciplinario y transdisciplinario, organizado por una cooperación conformada por académicos de diversas especialidades audiovisuales, nuevas escuelas han surgido, luego de la pionera Escuela de Cine, TV y Fotografía de la UASD.