Los seres humanos pensamos, decidimos y actuamos influidos por las concepciones filosóficas que han contribuido a conformar nuestra tradición cultural. Estas concepciones se plasman en los textos que llamamos clásicos. La lectura de estos libros nos familiariza con los principios que orientan nuestras acciones y el modo en que establecemos nuestras relaciones de convivencia.

¿Cuáles son estos textos? Hacer una lista exhaustiva desborda los límites de un espacio periodístico. Me limito en este artículo a presentarles cinco textos fundamentales de la filosofía moral, el área de la filosofía relacionada con nuestras acciones y los criterios de racionalidad con los que evaluamos dichas prácticas.

1-El Eutifrón, de Platón: Un hombre piadoso llamado Eutifrón participa de un diálogo con Sócrates. En dicha conversación, el filósofo ateniense plantea uno de los problemas fundamentales de la historia de la ética, una interrogante de tal fuerza y significado que según el filósofo inglés Antony Flew, nos permite evaluar las condiciones de una persona para la filosofía si es capaz de comprender su relevancia: “¿Acaso lo pío es querido por los dioses porque es pío, o es pío porque es querido por los dioses?”

Adaptado a nuestro discurso actual: ¿Lo bueno es ordenado por Dios porque es bueno, o es bueno porque es ordenado por Dios? Si respondemos afirmativamente a la segunda opción, cualquier acción podría ser buena si Dios lo desea y el bien sería más bien el producto de un capricho divino, una mera arbitrariedad.

Pero si respondemos afirmativamente a la primera opción, el bien es independiente de la voluntad divina, podemos prescindir de ésta para comprender la acción moral, cuyo sentido resulta accesible a la razón. Siglos después, de la mano del movimiento iluminista, ésta fue la opción tomada por la Modernidad.

2- Ética a Nicómaco, de Aristóteles. Es una obra fundacional de la filosofía moral, porque se distancia de la idea socrático-platónica según la cual la acción moral está relacionada con el conocimiento de la naturaleza del bien. La virtud, para Aristóteles, se relaciona con la noción de “término medio existente entre los extremos. Por ejemplo, la generosidad es un término medio entre la codicia y la presunción.

Aristóteles relaciona la acción moral con los hábitos, con las prácticas, una perspectiva que debe ser subrayada tomando en cuenta que todavía hoy muchas personas asumen la moral como un proceso meramente intelectual. En este texto, Aristóteles sienta los fundamentos de una concepción denominada eudemonismo, según la cual, el fin de la vida humana es la felicidad, una forma de vida que no debe confundirse con el placer, la posesión de bienes, o la gloria personal.

3- Fundamentación de la metafísica de las costumbres, de Inmanuel Kant. La mayoría de las éticas características de la cultura occidental son éticas materiales, es decir, éticas con un contenido, un conjunto de principios o mandamientos que los seres humanos deben cumplir. Por ejemplo, “no matarás”, “no robarás”, entre otros mandatos. Kant sienta las bases de una ética formal, una ética sin contenido y que por tanto, no establece mandamientos, solo un principio formal denominado “imperativo categórico” que en una de sus formulaciones dice:

«Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca sólo como un medio».

Se trata de un principio que es entendido como inherente a la conciencia y por tanto, no impuesta desde fuera, por una autoridad religiosa, moral o política. Por consiguiente, permite conformar una moral autónoma, dada a la razón e independiente de la religión.

4– Utilitarismo, de John Stuart Mill. En este texto se sientan los fundamentos de la concepción utilitarista, el enfoque ético según el cual la acción moral se mide por la utilidad.

Útil es aquello que genera mayor provecho. En la vida práctica, según el utilitarismo, esto equivale a la felicidad.

Desde la perspectiva de Mill, la acción moral debe evaluarse en función de la capacidad de la misma para generar la mayor felicidad al mayor número de personas. En este sentido, un acto no es “útil” si beneficia a un individuo –un funcionario corrupto o a una cúpula partidaria- produciendo infelicidad a la mayoría de la ciudadanía. Por  el contrario, en la búsqueda de la felicidad los intereses de la sociedad tienen prioridad sobre los intereses particulares.

5– La genealogía de la moral, de Friedrich  Nietzsche. En esta obra, Nietzsche proclama una crítica de los valores morales, una puesta en entredicho del sentido mismo de todos los valores considerados sagrados en la cultura occidental, entendidos como eternos, incambiantes, absolutos. Desde esta perspectiva, debemos partir del análisis de las circunstancias que posibilitaron el ascenso de los valores imperantes y desenmascar los propósitos subyacentes que los animan.

Nietzsche inaugura una investigación naturalista del fenómeno moral.  Esto significa que en vez de hacer una especulación a priori de lo que es la conducta moral se basa en la investigación filológica e histórica, así como en la observación empírica para realizar generalizaciones éticas.

A la vez, se convierte en el filósofo de la postmodernidad, en tanto anuncia y fundamenta la crisis de los valores fundamentales de Occidente y el advenimiento de la conciencia de esta crisis.

Otros muchos textos pueden ser recomendados para ampliar este índice, pero ninguna lista de filosofía moral debe elaborarse prescindiendo de los textos aquí señalados.