Muchas de las realizaciones de la ciencia son parte incuestionable de nuestra cultura. Pero la aventura científica ha requerido de ingentes batallas con libros fundacionales que sirvieron de base para parapetar ideas combatidas, rechazadas o ignoradas. Estos son algunos de los libros científicos que cambiaron nuestra forma de entender el mundo:
1-El Órganon, de Aristóteles. Conjunto de obras escritas por el filósofo de Estagira y que dominó las bases del pensamiento occidental durante veinte siglos.
La lógica aristotélica es formal. Su preocupación es la estructura del razonamiento, cómo debemos realizar nuestras inferencias si queremos proceder de modo correcto en la investigación.
En este conjunto de textos se analizan los conceptos o categorías, los juicios o proposiciones, las relaciones entre pensamiento y lenguaje, la deducción, así como las falacias, errores de razonamiento que tienen un poder de disuasión desde el punto de vista psicológico, pero son incorrectos porque las conclusiones no se derivan de las premisas o proposiciones que sirven de fundamento al razonamiento.
2– Sobre el movimiento de las esferas celestiales, de Nicolás Copérnico. Obra que inaugura un nuevo modelo de los cielos cuya implicación fue la ruptura con la concepción vigente desde la antigüedad según la cual el sol giraba en torno a la tierra y ésta se encontraba en el centro del universo.
El modelo copernicano tuvo dramáticas implicaciones desde el punto de vista cultural, porque contradecía la interpretación literal de la Biblia (libro de Josué, Cap. 10, vrs. 12-13), donde se narra que el sol y la luna se detuvieron cumpliendo la orden del líder militar Josué.
El libro contiene compromisos intelectuales con una herencia mística que consideraba la idea del movimiento uniforme y circular como el movimiento perfecto, imagen de la Divinidad., así como una concepción unificada de la tierra y los cielos como expresión de la armonía divina. Este libro es por tanto, la muestra de un fenómeno muy común en la historia intelectual de la humanidad, las obras revolucionarias conservan profundos compromisos con la tradición que desafían.
3- Discurso y demostración matemática, en torno a dos nuevas ciencias, de Galileo Galilei. Obra que marca el acta de defunción de la física aristotélica y el nacimiento de una nueva ciencia, la dinámica. En esta obra, Galileo explica el movimiento acelerado y uniforme con un enfoque muy distinto al de Aristóteles.
El filósofo griego había analizado el movimiento centrándose en la noción de entidad. El movimiento es el atributo de un ente (un animal, una semilla). Constituye el proceso mediante el cual algo potencial, (por ejemplo, una semilla), se convierte en acto (por ejemplo, un árbol).
Por contraposición, a Galileo no le interesa el movimiento como atributo de una entidad, le interesa desde la perspectiva de sus propiedades expresables matemáticamente. Uno de los supuestos fundamentales del paradigma Galileano es que lo importante desde el punto de vista cognitivo son las llamadas cualidades primarias, como el tamaño o el movimiento. En la medida en que pueden expresarse de modo matemático son objetivas. Las cualidades que no pueden ser expresables en dicho lenguaje son denominadas secundarias, por tanto, subjetivas, no analizables por la ciencia. El papel atribuido a las matemáticas como lenguaje que explica las regularidades de la realidad es el signo de la ciencia occidental hasta nuestros días.
4- Principios matemáticos de la filosofía natural, de Isaac Newton. Podría ser el libro científico más importante de la historia. En él se enuncian las tres célebres leyes del movimiento, así como la ley de la gravitación universal, dejando establecidos los fundamentos de la física clásica.
Bajo la simplicidad de unos pocos principios Newton construye un sistema explicativo capaz de explicar fenómenos en apariencia inconexos, como la caída de una manzana, el movimiento de un planeta alrededor del sol, o el comportamiento de las mareas. Unos pocos principios que unifican las regularidades del cielo con las de la tierra.
La obra de Newton se coloca, desde el punto de vista filosófico, en las antípodas de la tradición que representa Galileo. Éste encarnaba el ideal deductivo que parte de la matemática como fundamento de lo real y desde el cual se derivan proposiciones contrastables con la observación. Por el contrario, Newton otorga a las matemáticas un papel auxiliar, la geometría se deriva de la práctica de la mecánica y la ciencia parte de observaciones a partir de las cuales establece generalizaciones, procede por tanto, de modo inductivo.
5- El origen de las especies, de Charles Darwin. Uno de las obras científicas de mayor impacto en la historia de la cultura occidental. En ella el genio de Darwin retoma una idea de larga historia en Occidente, la evolución, pero la articula en una teoría que ha servido de fundamento para la biología y la genética contemporáneas, la medicina, la psicología y la antropología. Todo el edificio de la ciencia contemporánea tiene en la teoría de Darwin uno de sus principales fundamentos.
Si la obra de Copérnico había socavado la imagen de la tierra como lugar privilegiado del universo, la obra de Darwin socavó la idea de los seres humanos como especie diferenciada del resto de la naturaleza. Somos el producto de miles de años de evolución biológica a partir de unos ancestros comunes del que se diversificaron las especies conocidas. La tesis de Darwin ha sido contrapuesta con el creacionismo, pero realmente se opone al fijismo, la concepción según la cual todas las especies existentes fueron creadas por Dios en un momento determinado y han permanecido sin variación hasta el presente.
A la vez, Darwin propuso una explicación naturalista del mecanismo que rige el proceso evolutivo: la selección natural. En una determinada especie, nacen más individuos de los que logran sobrevivir. Quienes sobreviven deben su éxito al desarrollo de una característica que les otorga ventaja con respecto a las que perecen -más fuerza, más rapidez, u otra cualidad. Estos sobrevivientes posibilitan la perpetuación de la especie. Las características que distinguen a los individuos sobrevivientes ha sido producto de la “selección natural”. Con este concepto, Darwin proporcionó a la biología una explicación despojada del teleologismo de raigambre aristotélico (los procesos biológicos se desarrollan hacia la realización de un fin intrínseco a esos procesos) o al de corte medieval (La voluntad de Dios está presente en los distintos momentos de desarrollo de esos procesos). Se trató de una ruptura metodológica que le permitió a la biología adquirir carta de ciudadanía entre las ciencias de la naturaleza.
Estos libros transformaron de modo radical nuestra percepción de cómo es el mundo y con ello, a nosotros mismos.