El próximo miércoles 12 de junio, dentro de un seminario sobre epistemología organizado por la Escuela de Filosofía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, dictaré la conferencia inaugural sobre el concepto de posverdad.

El término se ha convertido en parte de la cultura común y tiende a confundirse con la mentira o con la distorsión de los datos. Realmente, se trata de una actitud de indiferencia hacia la verdad por motivos emocionales. En otras palabras, seguimos defendiendo un planteamiento que la evidencia empírica contradice, porque nos aferramos a un determinado prejuicio.

Es lo que ocurre cuando un individuo insiste en considerar que la inmigración es una lacra para su país, a pesar de que los datos le indiquen que el sistema social colapsaría sin los trabajadores extranjeros, o cuando una persona piensa que los integrantes de una etnia, género o profesión son más propensos a cometer determinados delitos, a pesar de que la evidencia le muestra que los mismos son igualmente cometidos por personas de todas las etnias, géneros o profesiones. O cuando alguien aferrado a una concepción fijista de la vida insiste que los dinosaurios no existieron, o coexistieron con los seres humanos, a pesar de la evidencia científica que refuta su punto de vista.

Observen que no estamos ante un fenómeno de ignorancia. El individuo puede ser haber sido educado en una institución de calidad y tener el mismo acceso a la información científica que el experto. Pero a pesar de ello, se niega a aceptarla, porque para él un estado de certeza tiene mayor valor epistémico que cualquier información validada.

Entonces, nos encontramos con la paradoja de que en la época donde la gente común dispone del mayor acceso a la información del especialista que se haya tenido en la historia, siguen existiendo notables distancias entre las creencias que defienden las comunidades científicas y las asumidas por los legos. Al mismo tiempo, muchas de las posturas y elecciones tomadas en nuestras sociedades siguen siendo tan emocionales como en otras épocas donde la persona común carecía del acceso a la información que poseemos en nuestros días.