En las horas aciagas de la Patria, en los momentos de grandes desafíos para el país, el Cibao siempre ha dado la cara con la oportunidad y la energía que las circunstancias le han demandado.
Así fue durante la Restauración, cuando San Francisco de Macorís y Moca iniciaron el movimiento que se extendería por las regiones Este y Sur del país, y luego tendría resonancia en Cuba y Puerto Rico.
En la noche oscura del trujillato, Santiago, Moca, La Vega, San Francisco de Macorís, Nagua, Samaná, Puerto Plata, Dajabón, Santiago Rodríguez, Montecristi, Valverde, Cotuí, Bonao y Salcedo fueron ejemplos de la lucha popular, sintetizada en el sacrificio de las mariposas Minerva, María Teresa y Patria Mirabal.
Cuando los remanentes de la tiranía trujillista quisieron quedarse en el poder, reformulándose de diferentes formas, tras ser decapitada su cabeza, los cibaeños vinieron en masa a la capital a hacer valer la determinación de libertad de todo el pueblo.
Y no sólo haciendo valer el sable y el reclamo corajudo, ha dado siempre la cara el Cibao. También en la misma década de los 60, un puñado de grandes cibaeños previeron con tiempo la creación de entidades que sirvieran al desarrollo económico, social e institucional del país.
En 1978, tras celebrarse las elecciones fuerzas militares asaltaron la Junta Central Electoral, y quisieron desconocer la expresión de las urnas, eliminando de hecho las garantías constitucionales, y sometiendo bajo las botas a un país amedrentado y en silencio, de nuevo los cibaeños dieron el paso al frente que requería la democracia.
La Asociación para el Desarrollo de Santiago dio a conocer inmediatamente un comunicado demandando respeto a la voluntad de la mayoría del pueblo, comunicado que trazó la línea por las que siguieron la mayoría de las organizaciones y fuerzas nacionales.
Hoy, cuando a más de 3 meses de que se revelara en el país que la firma Odebrecht admitió haber sobornado a oficiales y otras personas con más de 92 millones de dólares, y el gobierno del presidente Danilo Medina no hace nada, limitándose a dar shows mediáticos a través de la Procuraduría General de la República.
Cuando ese escándalo de corrupción Odebrecht hace detonar la montaña de corrupción e impunidad antes evidenciada en los casos de la compra de los aviones de Tucano, el espeso manto de extorsiones, tráfico de influencia y sobrevaluaciones de OISOE.
Cuando brotan los escándalos del alegre reparto de terrenos de Bienes Nacionales y del Consejo Estatal del Azúcar, que funcionarios inescrupulosos han repartido cual botines de guerra ganado por hordas de funcionarios y relacionados morados.
Cuando a causa del desborde de la corrupción y la impunidad y por el incumplimiento de las obligaciones de ley por parte de las autoridades, la sociedad dominicana padece un desmadre de la delincuencia y la violencia, con una crisis de confianza en quienes están llamados a cumplir la ley, y no lo hacen.
En esas circunstancias llega el domingo la Marcha Verde por el Fin de la Corrupción y la impunidad a Santiago y al Cibao que, hoy como ayer, sabrán dar el paso al frente que hoy les reclaman el honor, la decencia y el patriotismo con que siempre le han respondido a la Nación.