Tal vez no haya tiempo para corregir los errores cometidos por aquellos que a fuerza de no contar con la razón, se dejan arrastrar de la pasión y actúan, en consonancia o no con lo que le dicta su conciencia, contrario a la lógica política actual, aspirando a obtener apoyos desmeritando a otros por el simple hecho de ser nuevos, como si esto fuera un impedimento para contender en democracia y peor aun; cuando el oponente al que lanzan los epítetos y los ataques ofensivos es, una mujer.
En nuestro país existe y nadie ha podido negar tal realidad, un machismo arraigado y fecundo, cuyas raíces traspasan las fronteras del hogar, la escuela, la iglesia etc. La muestra y para desgracia de la democracia de los partidos políticos, ha sido la reciente reacción del actual Secretario General del PRM, Jesús (Chú) Vásquez, quien estando en competición con otros cinco condiscípulos, ha direccionado sus ataques contra la única femenina que amparada en los principios de la libre elección, apuesta por desplazarlo.
El referido político ha teñido el espectro convencional de una institución que se precia de moderna, con ideología de centro izquierda y de corte liberal, de insultos y descalificativos hacia Carolina Mejía, que en lo sumo, demuestran la torpeza de un hombre notablemente acorralado por el liderazgo en ascenso de una persona cuya única desgracia, es aspirar al cargo que ese dirigente ostenta, que dicho sea de paso, es el producto de un acuerdo de los liderazgos perremeístas.
La notable desconexión y desactualización política de (Chú) con los nuevos retos que plantea el arte de lo posible. Es la evidencia del anquilosamiento de unas ideas que pudieron ser novedosas ayer, pero que hoy, producto de la dinámica social, resultan retrogradas y escasas de efectividad. Peor aún, (Chú) imbuido en una especie de apego enfermizo al puesto, olvida que no fue sometido al escrutinio interno y que cuando se barajó la posibilidad de un acuerdo para que él y otro dirigente siguieran al mando, nunca le escuchamos decir que los consensos eran perjudiciales. Razones que lo descalifican para atacar cualquier acuerdo que exista entre las corrientes mayoritarias del PRM, para favorecer a Carolina.
Utilizar los descalificativos: nuevo, desconocido e inexperto, para encasillar al contrario en un partido, que si bien es cierto; la gran mayoría proviene de una estructura rancia, su génesis es el replanteamiento de las ideas que no le permitían, por la rebatiñas inútiles al seno de las tendencias de la casa anterior, llegar al poder. Dando a entender que algunos y pese a su pregonada experiencia, no han podido y tal vez no lo hagan, dar el salto ideológico entre una cosa y otra, por lo que prefieren seguir usando técnicas que la mayoría de los que tienen derecho al voto han venido repudiando estos últimos años.
Preocupa sin embargo, que habiendo temas que atañen a la militancia, en los que bien puede concentrarse el aspirante. Y que en vez de promover el espíritu de unidad que tanto necesita ese partido, se haya dedicado sin aparente razón, que no sea el miedo a ser desplazado, a denostar la capacidad de la única dama en la convención, provocando reacciones que pueden ser caldo de cultivo para la división. Mostrando desde ya, su invalidez de construir sobre la base del dialogo y la razón, el partido que se necesita para llegar al poder en el 2020. Bien lo dice en su libro la Historia Desbocada José Pablo Feinmann: –Cuando no se puede transformar el mundo lo único que resta es destruirlo.