Como es sabido por todos, porque es del tema que más se ha hablado en la última década, China a partir de 1978 inició un proceso de desarrollo económico sin par en la historia de la humanidad. Transformación y apertura, zonas especiales de desarrollo, combinación de control estatal con economía de mercado. La mejor definición del llamado "modelo chino de desarrollo", es como ellos mismos lo han llamado, "un socialismo con peculiaridades chinas".

Lo más importante es que como dijo Deng Xiaoping, el gato, del color que sea, hasta ahora ha estado cazando ratones, o sea, que ese modelo ha reportado beneficios, para unos más que para otros, pero sin lugar a dudas, para todos los chinos.

Sin embargo, la verdad casi axiomática, es que ya ese modelo se está agotando. China no puede seguir dependiendo en tal alto porcentaje de la exportaciones, o sea, del consumo externo, sino que debe comenzar depender más de su propio consumo, debe aumentar la demanda interna. No puede seguir siendo sólo la "fabrica del mundo", no debe contentarse con que el planeta este lleno de productos que digan "Made in China", sino que debe procurar producir conocimientos, tener sus propios productos de calidad, que además de hechos, hayan sido pensados y diseñados en China, en fin debe procurar un modelo de desarrollo más inclusivo, donde el pueblo reciba más beneficios, porque de lo contrario buscará la forma de reclamarlos.

En un curso sobre la economía china de los últimos 30 años el destacado economista chino Wu Guoping, afirmó, en calidad de académico e investigador serio, que si China no cambia su modelo en los próximos 5 a 10 años, corre el riesgo de convertirse en Tigre de Papel y no en Dragón de Jade. Y cambiar el modelo para el profesor Wu, es diversificar los sectores de producción e inversión, usar adecuadamente las reservas internacionales y regular sectores que pueden y están afectando sus objetivos sociales,  como la especulación inmobiliaria, por ejemplo, que está encareciendo de manera alarmante las viviendas en China. Es también, garantizar seguridad social, educación, salud,  aumento salarial, reducir la desigualdad entre pobres y ricos, entre el este y el oeste del país, entre la ciudad y el campo.

Para tranquilidad de todos los que apostamos a que China siga creciendo en calidad, poniendo primero al pueblo, que fue y debe seguir siendo el sustento de la República Popular China (RPCh), creo que el liderazgo chino está consciente del problema y está pensando cómo resolverlo. Pero también quiero creer que está dispuesto a escuchar voces sensatas como la del profesor Wu, dispuesto a escuchar a los que tienen algo que aportar. La Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, cuyo Comité Nacional preside Jia Qinglin, es el mecanismo institucional para comenzar a discutir este asunto, que es vital para el futuro de China, porque el cambio inexorablemente se producirá, para bien o para mal, de ellos depende que sea para bien.

Los próximos 10 años serán definitorios del futuro de China, prestemos mucha atención al nuevo liderazgo que asumirá a partir del próximo año. Xi Jinping y Li Keqiang tendrán la mayor responsabilidad.