Definitivamente hay que reconocer que el Presidente Hugo Chávez se convirtió en una leyenda de la política Latinoamérica y hasta mundial. Su liderazgo y poder en Venezuela fueron concluyentes y contundentes y eso se extendió mas allá de su país y de Latinoamérica, alcanzando a otros continentes y países, especialmente en el mundo musulmán o bajo régimen socialista.

Y esto se debió en gran parte a su posición rabiosamente antiimperialista o a sus críticas mordaces a reyes, presidentes y primeros ministros que lo contrariaban con sus críticas. Pero lo más importante fue la venta financiada de su petróleo a precios que se convertirán a largo plazo en casi un regalo.

Petrocaribe fue el trampolín que catapulto a Chávez hacia el pináculo de la fama. Un programa que financia la venta del petróleo venezolano a largo plazo con tasa de interés del 1%, que es negativa, convirtiéndose en un subsidio implícito a los países que se benefician de dicho programa. A Cuba le regalo petróleo en abundancia.

Para la Republica Dominicana, Petrocaribe fue una especie de salvavidas, que no supimos aprovechar ya que casi los US$2,500 millones que le debemos a Venezuela por ese petróleo se dilapidaron o se quedaron atesorados en la fortuna personal de muchos funcionarios. Todavía eso sigue sucediendo y jamás el gobierno ha rendido cuenta del uso de ese dinero, que estaba supuesto a cumplir los términos de un Acuerdo que fue totalmente ignorado.

Hugo Chávez implantó un régimen con claros visos de autoritarismo. Depuró las fuerzas armadas y creó una guardia pretoriana. De haber fallecido 30 años más tarde, lo hubiera hecho gobernando su país.

Durante su mandato de 14 años, nacionalizó cientos de empresas privadas (incluyendo bancos, teléfonos y electricidad), expropió millones de hectáreas de tierras en poder de terratenientes, controló con mano de hierro a los medios de comunicación, persiguió a sus opositores y convirtió a una mayoría absoluta de venezolanos en dependientes del gobierno, que eran beneficiados con una amplia variedad de programas de subsidios (las llamadas colmenas).

El desempleo registró un 8% en el 2012, aunque el empleo informal ocupa el 41.9% de la mano de obra.

Muchas empresas nacionalizadas fueron convertidas en empresas colectivas donde los trabajadores pasaron a ser copropietarios. Pero todas dejaron de ser competitivas y funcionales y algunas acabaron desapareciendo. Hoy, los venezolanos con frecuencia luchan por conseguir un pollo en los supermercados y hay carestía de muchos alimentos.

El los últimos años la economía casi colapsó, con tasas de crecimiento negativa en el 2009 y 2010 y mejorando al 4.5% y 5.5% del PIB en el 2011 y 2012. La inflación ronda el 20% (2012) y llegó a alcanzar el 31% en el 2008. El control de cambio impuesto por las autoridades disparó el dólar en el mercado negro el cual se cotiza al doble del mercado oficial. Hace dos semanas el gobierno devaluó la moneda en un 46.5%. Igualmente, controla los precios de las medicinas, los alimentos y alquileres.

Sin embargo, la pobreza extrema se redujo con Chávez de un 23% a menos de 9%, aunque la pobreza no extrema se mantiene sobre el 23%, con reducción de un 9% respecto al periodo pre Chávez.

El Índice de Desarrollo Humano de Venezuela ha mejorado constantemente en los últimos 15 años (0.73).

Cientos de miles de millones de dólares emigraron de Venezuela durante el régimen de Chávez, sin contar una masa significativa de recursos humanos altamente calificados. Países como Colombia, Perú, Ecuador, Estados Unidos, Republica Dominicana y la propia Europa se han beneficiaron de esos capitales y de esos conocimientos.

En fin, Chávez es definitivamente una moneda de dos caras. Muchas de sus iniciativas pueden ser admiradas, especialmente aquellas que han beneficiado a los pobres y países amigos, pero otras pueden considerarse desastrosas, especialmente eso de regalar los recursos naturales de su país para construir un liderazgo propio a nivel internacional.

Además, las bases de la economía venezolana, han sido prácticamente liquidadas y la producción agrícola ahora es menor que cuando las tierras pertenecían a los latifundios.

Ojala que su muerte no ahonde los problemas de Venezuela, que no son pocos y que la democracia vuelva a aflorar en el horizonte del país, la cual fue muy maltratada y pisoteada en el régimen chavista.

Lo que no veo claro es como un hombre como Nicolás Maduro, de poco intelecto y capacidad y sin ningún liderazgo, pueda hacer que las cosas mejores. Su victoria electoral, casi segura, dependerá mucho de la rapidez con que se realicen las elecciones y de mantener viva la memoria de Hugo Chávez.