Hay una palabra que siempre escuchamos, “chapucero”. Este adjetivo que se emplea de manera peyorativa al referirse generalmente a personas cuyo oficio es de nivel técnico, se menciona tanto, que sin darnos cuenta la estamos utilizando. No se necesita que te expliquen, ni busques el significado, pero sabes de qué se trata cuando se dice.
El Diccionario de la Real Academia Española, en su versión electrónica, que contiene la 22º edición y las enmiendas incorporadas hasta el 2002, define chapucero de la siguiente manera:
1.- adj. Hecho tosca y groseramente.
2.- adj. Dicho de una persona: Que trabaja de este modo.
3.- adj. Embustero.
Al margen de lo que diga el diccionario, el chapucero es alguien que no sabe trabajar en lo que dice sabe hacer, sin embargo ejerce el oficio. Lo que la gente piensa es que el chapucero se limita a oficios técnicos y están equivocados.
Si usted en el desempeño de sus funciones es irresponsable, irrespetuoso, dice que trabaja mejor bajo presión, impuntual, desorganizado, improvisa todo el tiempo, prepotente, se cree intocable, mala paga, si cumple por lo menos con dos de las anteriores, no importa la profesión, los títulos que se tengan, que salga por la televisión o en los periódicos, que la gente crea que usted es lo máximo, viva su fantasía como una realidad paralela, que lo llamen maestro o doctor o ingeniero, sin importar nada, usted es un CHAPUCERO.
Es una lástima que nuestro país esté lleno de éstos.