Porque… “La sorna y el sarcasmo son el Lenguaje del diablo”

Si no creemos en la libertad de

Expresión para aquellas personas que

Despreciamos, entonces no creemos

En ella para nada.

N. Chomsky.-

No podemos permanecer callados ante las desgracias que nos acosan y más cuando conocemos el origen de las mismas y quienes las provocan. Porque aquel que teme, que no sabe decir o no puede decir lo que siente, padece y ve, sencillamente es algo menos que un esclavo. Como esclavos hemos sido del silencio, la apatía, el dejar hacer, el borrón y cuenta nueva; básicamente, desde la llegada de los aventureros que nos “descubrieron”.

La misma peste, la misma plaga diseminada por losmismos de siempre, donde ya vivimos en medio de indelicadezas y chantajes llevados a cabo desde las altas cumbres sociales y políticas hasta los más humildes, tanto en lo material como en lo cultural. Porque, precisamente, nuestros problemas de silencios y temores están basados en ese monstruo perverso al que llaman ignorancia. Si, quizás la causa principal de nuestros temores y aptitudes de servidumbre ante estos señores sea esa, haciéndonos desconocer hasta de nuestros derechos y deberes, cosa de la cual se aprovechan hasta la saciedad nuestros “dignos” representantes políticos.

Es más que palmario, que la inmensa mayoría de nuestros políticos está dotado de un estoicismo que rebaza por mucho la simple indiferencia ante el dolor y la desgracia de sus “representados”. Son los mismos que con su oratoria, por el frente alaban a Dios y por la espalda, con sus actos indelicados, santifican a Satanás.

Antes de subir al poder por medio del voto mayoritario de los pendejos, se comportan sumisos, serviciales, emprendedores de propuestas para la solución de los problemas generales pero, una vez en la posición, la fama los transforma y los llevan al comportamiento inicial de lo que siempre han sido… ¡Farsantes! Y quizás la culpable sea la maldita fama que siempre está acompañada por ángeles del infierno, que los alaban y los llevan a ser peores de lo que antes eran.

Su gran problema consiste en que para hablar o tratar de describir un extraterrestre primero hay que haber visto uno; para describir un hombre o animal, hay que haber visto uno y por igual, para hablar de moral hay que haberla practicado y al parecer, muchos de nuestros políticos ni conocen esta y mucho menos pensar que hayan practicado lo ético.

Creemos que solo así se explica el tratar de justificar sus actos indelicados, prepotentes, inmorales y faltos de ética. Con o sin toneles, barricas o alcancías públicas las cuales no les pertenecen. Todo esto, sin hablar de habichuelas con dulces o delicados “regalos” para las “Mamas”.

Es acojonante el solo pensar que es cierto el decir que la realidad da tanto miedo como el mito. La sensación que nos embarga es como si estuviésemos respirando dentro de las entrañas de un muerto, porque eso parece ser el país… ¡Un muerto! Y de esto no es culpable necesariamente el Presidente de turno, como muchos pretenden insinuar, aunque en el recae toda la responsabilidad por permitir que los buitres prosigan alimentándose de los carroñas que quedan de este paisaje, al cual ostentosamente llamamos país.

Y lo lamentable es que la política del chantaje ha dejado de ser un monopolio de los políticos, porque siguiendo su ejemplo, cualquier pelafustán o padre de familia lo lleva a cabo. Establecen un negocio –que no sea una parcela política supuestamente independiente- y si les va mal, por cual que sea la causa, de inmediato con un descaro que raya en lo inverosímil, reclaman una recompensa, una bonificación al gobierno como  otra acción de chantaje copiada entre las tantas que se han acostumbrado a ver por parte de nuestros políticos.

Tanto han sido los chantajes por parte de nuestra clase política, que nos hemos acostumbrado al que tu chantajeas; el chantajea; otros chantajean y los demás por igual chantajean. Y la lista continua agrandándose cada día: los pobres padres de familia que se dedican al concho; los desamparados que moran debajo de los puentes y para colmo, hasta los choferes de los Guandules y Gualey reclaman indemnización por las pérdidas que les causa el Metro, ya que no pueden dedicarse a otro oficio.

Y todo esto, siguiendo los pasos de nuestros honorables representantes y dueños de franquicias políticas. No j…s, que paisito este. Así nomas, aunque salten y brinquen, chantajean todos. ¡Si señor!