Cuento con amigos que conocen mi trayectoria profesional y saben que en una etapa de ese discurrir, tuvimos el privilegio de servir durante cerca de 10 años como ejecutivo de cuentas de la Cerveza Presidente, bajo la tutela de la ejecutiva de publicidad por excelencia Damaris Defillo, presidenta de Young & Rubicam Damaris.
Esos amigos me abordan ahora en procura de mi parecer con respecto a la reorientación estratégica asumida por la Cervecería Nacional Dominicana, que vuelve a situar a la Cerveza Presidente como marca protagónica en los carnavales que se celebran actualmente en todo el territorio nacional.
Esta acción de vuelta a los senderos de éxitos recorridos por esta marca durante largas décadas de competencia en el mercado nacional, se asume luego de los ingentes esfuerzos desplegados encaminados a lograr un determinado posicionamiento de otras marcas en el ámbito de las celebraciones carnavalescas.
A mis amigos les cuento que desde los días de la campaña “verde que te quiero verde”, la cual marcó la primera definición de posicionamiento estratégico para la Cerveza Presidente contra la Cerveza Criolla, que en ese entonces incursionaba por primera vez en ese mercado, Presidente ha tenido que sortear más de un match de flanqueo a los golpes lanzados por diversos competidores quienes han pretendido apoderarse de la solida preferencia del consumidor dominicano por esta marca.
Después de la Criolla, marcas como Quisqueya, Bohemia, Soberana y otras han visto limitadas sus posibilidades de sustituir la predilección del público por la Presidente, debido fundamentalmente a su fortaleza de marca icono de una determinada cultura de consumo, siendo definida como antológica por una buena parte de la población dominicana.