Desde que la sede del Partido Dominicano fue asaltada, saqueada y destruida por dentro, en la ciudad de San Francisco de Macorís, el lugar fue convertido en Escuela de Bellas Artes. Pero transcurrido el tiempo, allí en ese lugar lo que hay es el Destacamento de la Policía Nacional de la regional nordestana y por supuesto no existe ninguna Escuela de Bellas Artes. Desde que la sociedad francomacorisana vio que le quitaron el lugar donde mantuvieron por años aquella Escuela, probablemente toda esa comunidad, de la que formo parte, está pidiendo un Centro o Plaza Cultural. Se la ha pedido a los sucesivos gobiernos.

Otras comunidades, que forman o hacen parte de otras sociedades, no han esperado tanto del Estado y sus gobiernos. Han actuado apoyadas por sus hijos que pueden, por agradecimientos y dentro de sus posibilidades. Por eso en Santiago de Los Caballeros hay un Centro León; en Baní un Centro Perelló; en Bonao un Centro Bidó… Creo que algún día, las familias pudientes y agradecidas de San Francisco de Macorís, reaccionaran haciendo el centro o plaza de la cultura ansiado para esa ciudad, esa provincia y esa región.

Por Centro o Plaza de la Cultura hay que pensar en varias cosas. Ante todo que los tiempos cambian y han cambiado en 40 o más años. El vetusto salón, ideado para ocasionales bailes de fiestas patronales ya caducas, pasó a la historia museográfica de la documentación fotográfica. Los salones de ahora deben tener una articulación y mimetización de usos, de manera que sirvan para escuchar desde conferencias, hasta conciertos y recitales. Un Centro o Plaza de la Cultura debiera tener un Museo de la Ciudad, evocativo de otros tiempos, conmemorativo de los acontecimientos y sucesos importantes acaecidos en ella. Dentro de la cultura cabe todo y lo deportivo es parte de ese todo. Como lo es la música popular, no solo la académica (clásica o de los grandes maestros del pasado), la industria, la producción alimenticia, las modas, la tecnología, en fin… Todo. Un Centro de Visitantes, un Observatorio Astronómico, un Centro de Alta Tecnología para Servicios Multimedia (Cine, Videos, Documentales)

Y en un Centro o Plaza de la Cultura, para la ciudad que sea, debe haber un personal especializado (con instrucción universitaria sobre el particular), bien pagado -adecuadamente- para mantenerlo funcionando, con actividades de interés colectivo, comunal, social… Donde se eviten las inclinaciones deterministas de tendencias políticas y religiosas. El fanatismo deportivo debe quedar fuera. Y cuando se vaya a construir, el Centro o Plaza de la Cultura, se debe pensar que estamos en el siglo XXI, que todo depende ya de las tecnologías, que se necesitan grandes espacios abiertos para acomodar estacionamientos de diversos tipos y capacidades de vehículos (pasajeros y cargas), así como los ineludibles locales administrativos y de servicios (principalmente sanitarios).

Segregar o zonificar estos locales administrativos es muy importante. Hay o debe haber, restricciones para todo público y circulaciones solo laborales, señalizaciones correctas, entre ellas las de evacuación, en casos contingenciales de algún peligro incidental; facilidades para público infantil y con discapacidades (ideal es que sean de un solo nivel, nada de escaleras, si acaso rampas interiores); y se debe emplear un tipo de material constructivo que no sea muy propenso a lo inflamable y/o a la combustión, y sobre todo resistente al vandalismo que siempre emerge en lugares públicos.

Los costos, deducibles de los presupuestos en que se puedan dividir las diferentes etapas (si se hicieran por fases) las diversas partidas que se construyeran, deben estar ajustados a una programación de futuro no mayor del tiempo máximo previsto para dicha construcción, en que las alzas del mercado especulativo cuenten y sean consideradas. Simples proyecciones…

Su ubicación

Si hay un aspecto trascendente para un organismo arquitectónico cualquiera, ese es su emplazamiento, el donde estaría, y para rendir qué servicio. La ubicación de un Centro o Plaza de la Cultura es vital para contribuir con el desarrollo de esa cultura que su nombre enarbola como meta para divulgarla, consolidarla, fomentarla o propiciarla en todos sus aspectos. Lo ideal es que esté ubicada céntricamente. Nada de llevarlo o llevarla lejos del centro urbano. Ni en las afueras hacia ningún poblado, ni alejada de las grandes mayorías habitacionales. Es un problema de localización que hay que resolver de antemano. Y eso no lo resuelve ningún sistema de transporte, que en RD no lo tenemos ni remotamente.

Esa ubicación determinara la calidad de sus suelos. Sobre cualquier suelo, la ingeniería moderna puede levantar lo que sea. Pero saldría muy caro, oneroso, si se le emplaza sobre tierras malas, cenagosas, de arcilla expansiva… Por ejemplo. La geomorfología del subsuelo debe analizarse exhaustivamente buscando lo imprevisto y previendo las colonias de insectos que dañan los sistemas de electricidad y otros.

El flujo predominante de vientos, la intensidad de asoleamientos en las diversas temporadas climáticas, son dos de los aspectos o factores físicos que hay que considerar en la selección del lugar donde se construiría un Centro o Plaza de la Cultura. Cuando hagan el de San Francisco de Macorís, sin prisas, ojala estas y otras consideraciones sean atendidas…

Se sabe que para el caso de la ciudad de San Francisco de Macorís hay algunas propuestas realizadas sobre supuestos no reales, ficticios, de terrenos y de ubicación. Que algunas ni siquiera se sabe cuánto podrían costar y otras que tentativamente permiten tener un número, estimado no presupuestado al detalle, que aproxima una cifra. Es de 400 millones.

En este punto sería prudente airear una iniciativa que se dice tiene en sus manos el Presidente de la República. Los desastres de la Barquita y el que se avecina sobre la “Ciudad Juan Bosch” permiten tener una idea muy franca de las ignorancias que rodean al Presidente Medina Sánchez en esto de arquitectura y urbanismo.