Recientemente recibí una llamada telefónica del amigo Miguel Collado, para recordarme que, en mi calidad de Neibero, debía tener muy presente la celebración del centenario de uno de los poetas románticos más sobresalientes de este país, como lo fue Apolinar Perdomo Sosa (7/10/1882-27/12/1918).
Ese acontecimiento no puede quedar en silencio o en el olvido. El Estado dominicano, desde el Ministerio de Cultura y/o desde el Ministerio de Educación, o en una acción conjunta, coordinada con otras entidades públicas y privadas, debe asumir la celebración de tan importante evento, junto con el honorable Ayuntamiento Municipal de Neiba, la UASD-Subcentro Regional Neiba,las fundaciones culturales "VOSNEIBA" y "Tierra Blanca", y el "Centro Cultural de Neiba", con el apoyo de la Biblioteca Nacional, deben asumir el desarrollo de un programa cultural y que abarque la edición más amplia de la obra completa de este inolvidable poeta nacional.
Es el momento para que el Estado dominicano autorice y financie tal celebración, como un merecido homenaje a quien, en vida, desde un decantado uso de la lengua, proyectó la imagen del pueblo dominicano, a tal grado que, su voz traspasó los linderos de la insularidad, cuando se constituyó en ser uno de los primeros intelectuales que asumió, en sus creaciones poéticas, los novedosos postulados del modernismo, asumido por el poeta nicaragüense, Rubén Dario y la libertad métrica y rímica en el poema.
Los valores intelectuales y culturales de los pueblos, deben ser resaltados, valorados y defendidos
En lo que a mí me toca, someteré al honorable Consejo Universitario de la UASD, la aprobación de la publicación de las obras que se puedan recopilar de este poeta neibero. Lo mismo debe hacer el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Educación.
Creo pertinente incluir aquí la integración del Archivo General de la Nación, para que también pueda coordinar una amplia búsqueda de la producción intelectual de este sobresaliente poeta nacional.
Hay tiempo suficiente para, con un buen soporte económico, realizar y organizar un evento con eficacia, con calidad y calidez, tal y como lo merece, Apolinar Perdomo, como intelectual de su tiempo que hoy consolida la bibliografía dominicana, desde sus creaciones literarias.
Es el momento para que los representante de la provincia de Bahoruco en el Congreso Nacional (nuestros diputados y el Senador), en una propuesta común, sometan la aprobación de la celebración oficial del centenario de la muerte de Apolinar Perdomo.
Reconocer los aporte de nuestros grandes hombres y/o mujeres nacionales, es un paso hacia la defensa de nuestros valores nacionales, lo cual ha de ser una gran razón de Estado.
El poeta Apolinar Perdomo, era hijo de Don Federico Perdomo, natal de Santo Domingo, y de Doña Dolores Sosa, nativa de Neiba. Fue un escritor que, desde muy joven, a los 18 años, ya se le reconocía como un sobresaliente poeta dominicano. Fue militar, llegando a obtener el rango de Oficial del Ejército Dominicano.
A temprana edad abandona el suelo nativo, instalándose en la capital del país, donde su vocación por el verso se desarrolla hasta llegar a convertirse en uno de los más aclamados poetas de la época, género que lo ha hecho pasar a las primeras paginas de la literatura dominicana. También trabajó como periodista, publicando sus trabajos con el pseudónimo de "Armand Pierrot". En ese tiempo el uso de otros nombres para ocultar su identidad, era algo muy frecuente entre los escritores. Fue militar, llegando a obtener el rango de oficial del Ejército Dominicano.
Entre sus obras están “Cantos de Apolo”, recopilación de sus más importantes poemas, la cual fue publicada póstumamente en el año 1923; “Sonámbulo”, monólogo publicado en la revista "Cuna de América", el 6 de octubre de 1907; “Cuento de Amor”, comedia en dos actos, estrenada en 1917, en el entonces teatro "Colón"; “En la Hora del Dolor”, publicada en la revista "Renacimiento", el 20 de octubre de 1917.
Los valores intelectuales y culturales de los pueblos, deben ser resaltados, valorados y defendidos, para configurar los soportes indestructibles de nuestro perfil identitario, como pueblo caribeño. Nosotros y nuestro hacer cotidiano, somos la simbología del pueblo dominicano, desde nuestras particularidades insulares.
Hagamos nuestro este centenario de la muerte del poeta dominicano Apolinar Perdomo y demostremos al mundo que sabemos reconocer nuestros valores.