La reciente inauguración de la fábrica de Cemento Panam debe servir de lección a los que de una u otra forma son responsables de trillar el camino hacia el pleno desarrollo que anhelamos alcanzar todos los dominicanos.

El affaire “Conservacionistas vs. Cementera” iniciado en el año 2009 y felizmente concluido con esta inauguración, demuestra una vez mas que no importa el tipo de conflicto de que se trate las posiciones radicales siempre terminan obnubilando la razón y perjudicando  hasta a los que pudieran considerarse victoriosos.

Está comprobado que los pueblos que se han desarrollado y avanzado hacia estadios de mayor bienestar para su gente, lo han logrado no conservando únicamente las riquezas que la naturaleza les ha prodigado, sino haciendo uso inteligente de las mismas para beneficio de sus pueblos.

Si bien es innegable que todas las actividades productivas humanas comportan riesgos ambientales, a veces imprevisibles, no estamos en absoluto inermes ante la contaminación. Existen mecanismos legales y tecnologías de protección que deben funcionar estrictamente, medidas de vigilancia y control que han de llevarse a cabo con rigor y eficacia.

En una situación similar habida en España hace algunos años, el profesor titular de Química Analítica de la Universidad de Extremadura Eduardo Pinilla Gil, afirmó en aquel entonces: “es comprensible y razonable el interés, preocupación e inquietud que despierta el proyecto propuesto”.

Este profesor universitario afirma, sin embargo, “es obligado estudiar y debatir con detalle, reflexivamente, las propuestas. Si logramos un desarrollo armonioso y logramos además el compromiso de la sociedad en general en la protección y mejora de nuestros tesoros medioambientales, estaremos en el buen camino para ser una región próspera, competitiva y sostenible.”

Mientras los habitantes de Gonzalo hacen “benbitas, los de la comunidad de Villa Gautier en San José de los Llanos se sienten felices. ”Valido aquí, allá y acullá.