Y de nuevo pasan los días, esas hojas de calendario que no se detienen ante pedidos de ninguna índole. Y de nuevo llegan, cargados de tantas cosas, cortos de tiempo. Así, girando alrededor de la vida, se acerca nuevamente el día elegido para enaltecer a las madres de nuestra isla.
Bien sabemos, como me decía mi madre, que el día de las madres debe ser cada día, no un día específico y como digo yo, siguiendo esta misma ola, todos los días destinados a celebraciones importantes debieran ser también cada día, para hacer de la vida una definitiva fiesta.
Ahora bien, de esos días en que celebramos, el día de las madres toma una importancia adicional para todos los que hoy somos padres. Mediante la vivencia de ese paso que damos al dejar de ser solo hijos, esqueempezamos a comprender con el peso ameritado, el valor las madres en nuestras vidasy sin siquiera notarlo, iniciamos la labor que ella sembró en nuestros corazones.
Soy, porque detrás de mí siempre estuvo mi madre, levantándome de todas mis caídas, (¡a través de infinitos y variados métodos!). Hoy trato de seguir su ejemplo,el de nunca rendirme ante las adversidades y de ejercer esa misma fuerza de luz sobre mis hijos.
Hoy quiero felicitar a los hijos y las hijas que tienen en sus vidas a esa mujer ejemplar, que siempre, sin importar el paso del tiempo, les vistede amor y de abrazos de seguridad. Felicidades también, a los hijos que ya han perdido a sus madres, pero guardan aun,como tesoro eterno, su sonrisa sanadora y su consejo sabio.
Y por supuesto, muchas felicidades a todas las madres de mi país y del mundo, mujeres de carne y hueso, mujeres que habitan nuestras almas, que no salen nunca de nuestras mentes.