- Poemas publicados el día de la proclama del postumismo
Los fundadores del Movimiento como señalamos el sábado pasado, celebraban el día de mañana, 18 de marzo, el aniversario de la proclama, de modo que es día de fiesta cultural este primer centenario del movimiento más completo de todos los que hubo en Hispanoámerica, gracias principalmente a Andrés Avelino, que se preocupó de llenar todos los requisitos, hasta inventarse el nombre, gestionar la edición, escribir el Manifiesto y publicar la Pequeña antología postumista, ya que sin él, Domingo Moreno Jimenes hubiera seguido en su tarea renovadora y Rafael Augusto Zorrilla hubiera seguido estudiando y leyendo filosofía, pero no habría postumismo.
Reproducimos los poemas que aparecieron el día de la proclama, tal y como aparecen en nuestro libro Postumismo y Vedrinismo primeras vanguardias dominicanas, Editora Nacional, 2011, en la víspera de ese acontecimiento cultural para los lectores de este periódico con un mínimo de detalles.
He aquí los poemas de los tres fundadores del movimiento postumista
Postumismo
- Moreno Jimenes
Una palma real
Esbelta y armoniosa como son las palmas
Inicia su balanceo rítmico
Frente a mi ensimismamiento estético.
El aroma del café
Pilonado en la cercanía
Me presta su esbozo viril,
Que enmascarado de un vigor de salud
Es solo ansia indescriptible
De una forma instintiva
Y perfecta.
Salgo a tomar el fresco,
Pero a poco ya estoy de codos sobre el alféizar
Atraído por la magia
De aprisionar en tres parcos renglones
El instante vivido.
Veo los niños construir hornos de tierra
Y enseguida me punza la locura
De amasar con arte sus juegos
O eternizarlos en una imagen atrevida y audaz
que es casi lo mismo.
(Con todo
El tiempo apenas reparó que yo irrealizaba)
Irrupción
Andrés Avelino
La hueste devastadora se aproxima.
Cae sobre la paz impoluta de la aldea
el bochorno de la barbarie.
El suelo se sonroja con el esputo
de una lengua extraña.
El sol esquiva su faz tras de la loma.
El paisaje enmudece.
Las madres lloran.
Los chicuelos huyen medrosos.
El bosque
abre su seno a la castidad de las vírgenes,
los soldados las persiguen: La luz
niega su voto a la ignominia.
En el centro de un círculo de bayonetas
un hombre atado y una hoguera: El hierro
candente provoca el chisporroteo
de la carne humana.
El mártir sonríe y calla: Ni siquiera
la protesta de un nervio en contracción!
Viernes
Rafael Augusto Zorrilla
La modorra
oprime con sus brazos el miraje,
la frágil arboleda
sufre
la hipocondría de la niebla:
los cocoteros,
erectos y angustiados
vuelven hacia abajo sus penachos
fingiendo
un pelotón de legionarios
fatigados y vencidos:
el inculto monorritmo
de satánicos insectos
mancha el silencio de la selva,
y un hálito de eternidad
va diluyéndose por toda la campiña.
El otro poeta importante en la proclama, curiosamente, después de Moreno en la edición de la revista La Cuna de América de la Segunda quincena de Marzo de 1921 fue:
Tímpanos de la montaña.
Vigil Díaz
La campiña está limpia y alegre, con esa alegría inocente y limpia de las zagalas que se lavan la cara en una petaca coronada de rocío: La lluvia de ayer, casi torrencial, le ha dado una blancura grata a los caminos, que ya parecían de bronce. Las cabras, nerviosas y pulidas, buscan por las cercas, tejidas de topetope y festonadas de campánulas, espigas tiernas; un bandado de guineas vuela y revuela buscando una mancha de arroz.
En el paso del arroyo, un toro arisco y mal humorado, pita, llamando las novillas que se rezagan retozonas y satisfechas de amor y de pasto.
De este modo hemos recordado a un mártir, cuya efigie torturada es un oprobio eterno a la Gran Democracia del Norte, al mismo tiempo que dejamos un testimonio de una efeméride tan importante, de manera impactante, con imágenes y con poemas demostradores que el arte no muere.