Salí a dar un paseo por las calles de la Zona Colonial y me encontré con Rosa, la de Santa Bárbara, la hija de Celestino y Manuela, hermana de Juan Pablo y Vicente Celestino, si esa misma, la poetisa Rosa Protomártir Duarte Diez.

La encontré muy contenta porque hoy es el bicentenario de su nacimiento y aproveché para felicitarla y darle un gran abrazo, a pesar del coronavirus. Nos sentamos en el Parque Colón a conversar y le hice preguntas sobre su época y cómo era la cosa para las mujeres entonces.

Me dijo que no eran ciudadanas, que se dedicaban al hogar, coser, bordar, algunas a pintar o tocar algún instrumento musical y muy pocas que aprendían a leer, eran poetas. Asombrada estaba que tenemos una vicepresidenta y ministras, aunque sólo tres, y que hay 764 mujeres aspirando a ser senadoras y diputadas, y tres aspirando a ser vicepresidentas. No se lo creía.

Rosa Duarte, pintada por Miguel Núñez Polanco

Entonces le conté lo importante que fue su papel en la historia por guardar la memoria de su hermano, el ideólogo de la Nación Dominicana, libre, independiente y soberana. Le dije que es considerada la primera historiadora dominicana y una heroína más entre Los Trinitarios, y me miró de reojo, con desconfianza. No me creyó.

"Si yo solo guardé papeles, escribí poesía y relatos de lo que ocurría con los muchachos y esa loca idea que Juan Pablo diseminó de una nación que no tuviera nada que ver con las colonias o con otras naciones", eso me dijo.

Pero, entre nosotros, ella era novia de Tomás de la Concha, quien junto a los muchachos le enseñó a hacer balas usando el plomo que vendía su papá, don Celestino, para forros de los barcos. Parecería que no, pero fue atrevida y muy valiente.

Así que le dije que no había sido una simple escribidora, que ella también hizo esa revolución libertadora. Sonrió con timidez y también hizo preguntas. Preguntó qué hacen las mujeres de hoy.

Para ella fue tremendo enterarse que las mujeres son el 60% en las universidades, el 80% de quienes se gradúan con honores y abrió los ojos como platos cuando le dije que el próximo 5 de julio seremos la mitad para ejercer el derecho al voto y que por ley todos los partidos deben llevar mujeres en sus boletas y se llevó las manos a la cabeza. Señores y señoras, Rosa Duarte tuvo que recostarse en su banco del parque al escuchar tantos logros alcanzados por las dominicanas.

Y entristeció cuando le dije que solo el 30% de las empresas tienen a mujeres en puestos directivos, con un salario 20% menor y que la tasa de desempleo es de 23.1%, eso sí, le dije que lideramos la fuerza de trabajo informal, más vulnerable y sin seguridad. Me dijo que siguiéramos luchando, que teníamos más espacios de decisión que en sus días.

También le hablé de la encuesta sobre el Uso del Tiempo que realizamos junto a la Oficina Nacional de Estadísticas y le dije que las mujeres trabajan cada semana 30 horas más que los hombres en la casa, aparte de estudiar y trabajar; le dije que tenemos muchos derechos ciudadanos, que somos propietarias de la tierra, que abrimos cuentas en los bancos sin permiso de los maridos y que estudiamos carreras como ingeniería o informática (tuve que explicar qué es eso).

Estaba ávida de información. La puse al día con ciertas cosas de la modernidad para poder entendernos, aunque evitando demasiados detalles. Les Puedo decir que le conté que soy una de las tres ministras y todavía no me creyó. Le respondí que aún es poco, que debemos ser más mujeres en los espacios de poder y de toma de decisión.

“Habla bajito, que te van a escuchar”, me dijo un poco asustada, aunque emocionada.

Después de explicarle lo que es el feminismo, le hablé de nuestro presidente Danilo Medina y le dije que es un comprometido de primer orden con las dominicanas,  sin cuyo decidido apoyo desde el MMujer no habríamos podido avanzar en la agenda de desarrollo de las mujeres, con los compromisos internacionales como los Objetivos de Desarrollo Sostenibles, en especial el ODS5.

Le dije: Pero Rosa, hoy es tu cumpleaños 200, vamos a celebrarlo junto a tu legado de infinito amor a esta patria. Recorramos estas callejuelas celebrando que en el siglo XXI las mujeres dominicanas somos libres y valientes para asumir nuestros atrevimientos y tú fuiste y eres inspiración para nosotras.

“Ves –me dijo–  algunas cosas han cambiado radicalmente y otras no. Después de todo hemos avanzado, soy feliz por todas ustedes y por las próximas generaciones que han de terminar la obra de los muchachos, lograr un país libre donde todos tengan igualdad de derechos y oportunidades”.