El Halloween es una fiesta grande es los Estados Unidos. Miles de calabazas se venden en los mercados, jardines, centros comunitarios e iglesias. Las tiendas sacan gran provecho de la venta de golosinas, disfraces, máscaras, calaveras plásticas y otros artículos para espantar. Se estima que en 2012 los americanos gastarán ocho billones de dólares en artículos para Halloween. Los niños se disfrazan y visitan sus vecinos para pedir caramelos y otras golosinas. Los adultos utilizan esto como un pretexto para ponerse una máscara, divertirse y, emborracharse.
Como la festividad de Halloween se acerca, mi pregunta es: ¿Tallan los dominicanos las calabazas y celebran el Halloween? Envié una gran cantidad de correos electrónicos a mis amigos dominicanos con esta pregunta y generalmente contestaron “No”. Una señora comentó que solo los dominicanos influenciados por los estadounidenses celebran el Halloween, que lo hacen los adultos y a menudo en bares. Otros comentaron que los dominicanos no necesitan Halloween; en lugar de eso tienen el carnaval que ofrece la oportunidad a los dominicanos para disfraces, máscaras, diablos cojuelos y locura embriagada.
Se piensa que Halloween ha salido de los festivales pre-cristianos, como el festival de la cosecha y el Día de Todos los Muertos. Más tarde Halloween, como muchas otras tradiciones paganas, se asimiló con las celebraciones cristianas de los días de Todos los Santos y de Todas las Almas. La palabra Halloween es la contracción de las palabras All Hallows (santos) Evening.
La tradición de esculpir las calabazas para confeccionar los jack-o-lanterns no es ni cristiana ni americana. La tradición se originó en Irlanda de un festival pagano gaélico. La leyenda es que un hombre llamado Jack fue expulsado del infierno y sentenciado por el Diablo a caminar por el mundo eternamente.
Jack agarró un ascua del infierno y la puso en un nabo tallado para que funcionara como una linterna para alumbrarse el camino (véase la foto). De allí: ¡Jack-o-lanterns! Cuando la tradición inmigró a los Estados Unidos de Norte América, los pobladores decidieron que la calabaza, que es una planta del Nuevo Mundo, que es más grande se adaptaba mejor a esta tradición.
Recuerdo mi primer encuentro con una calabaza de Halloween. Mi padre le cortó el tallo a la calabaza amarilla y mi trabajo consistía en introducir mis pequeñas manos en la pegajosa gacha de pulpa, semillas y retorcidas hebras y extraer todo eso de forma que toda la cáscara quedara lista para el tallado.
¡Esto fue maravilloso! Yo era una niña sobreprotegida y mi madre nunca me permitió que me ensuciara. Entonces esto fue como una invitación para que yo jugara en el lodo. Ese material pegajoso se me pegó sobre los brazos, la cara, mi vestido y hasta en el cabello. Entonces mi padre talló los ojos, la nariz y una boca sonriente, colocó una vela dentro y puso aquello en la ventana frontal de la casa. Durante años no supe que las calabazas tenían otro uso, diferente de servir de Jack-O-Lanterns.
Entonces, si no celebran Halloween, ¿qué hacen los dominicanos con todas las auyamas, calabazas y zapallos, que son los nombres españoles para los pumpkins y squashes? Todas estas plantas pertenecen a la familia Cucurbitaceae, que generalmente se cultiva en las zonas tropicales y subtropicales, tanto en el Viejo Mundo como en el Nuevo Mundo.
En las Américas tenemos muchas variedades de calabazas, auyamas y zapallos que son nativas. Muchas de las cucurbits de Norteamérica son variedades de una planta comestible originaria de México, la Cucurbita pepo. Algunos científicos piensan que la calabaza es anterior al maíz en tanto que alimento cultivado para cosechar. En un lugar de Illinois, datado a alrededor de 5000 antes de la era cristiana, había ya restos de C. pepo. En una cueva de Oaxaca, en México, tenían semillas de fechas desde hace 8,000 a 10,000 años.
En la República Dominicana, el pariente más cercano al pumpkin americano es la auyama, Cucurbita moschata que se originó en América Central o en el norte de América del Sur, probablemente en Colombia. Los restos arqueológicos más viejos de esta especie se encontraron en el noroeste de México (en cuevas de Tamaulipas) y son datadas de 4900 a 3500 antes de Cristo. Estas especies generalmente se cultivan mejor en bajas altitudes con un clima caluroso y de alta humedad.
Solo imagine, de alguna manera en la historia de esta planta, los humanos la transportaron, o las fuerzas de la naturaleza lo hicieron desde Suramérica o Centroamérica a la isla Española. Estas especies, se dice, son las más deliciosas de las variedades de la familia de las calabazas comestibles. La auyama es el ingrediente fundamental de varios deliciosos platos, entre los que puede mencionarse, la crema de auyama, el flan de auyama, la mazamorra (con la auyama majada como en el mangú), y mi favorito de todos los tiempos: el sancocho. En Haití, donde la planta se llama jiroumou o jiromon, preparan una sopa de nombre joumou que casi rivaliza con el sancocho por su delicioso sabor.
En la iglesia a la que pertenezco cerca de la fecha de Halloween, la mayoría los feligreses traemos variados platos preparados con calabazas, para compartirlos en el almuerzo. Sin embargo, soy la única que repara sancocho del modo en que los dominicanos lo hacen, como me enseñó mi esposo. Los feligreses me quieren mucho en mi iglesia. Ahora una historia divertida. En la cocina Thai hay una sopa que usa el mismo tipo de calabaza para espesarla y dar sabor, junto con el curry y mariscos. Se dice que la calabaza la introdujeron los marineros portugueses quienes probablemente la trajeron de América. Esta sopa la preparo también para Halloween.
En la Florida hay una calabaza nativa, la calabaza seminola, que es la misma Cucurbita moschata o auyama de la República Dominicana. Estas especies han permanecido en la Florida desde la época precolombina y se la encontró por primera vez en una excavación arqueológica en Calusa, en Marco Island y se ha datado este hallazgo de principios de 1400, antes de la llegada de los españoles. Esta calabaza probablemente fue canjeada a los indios de la costa sudoeste de la Florida por los arahuacos o los caribes, que viajaron en canoas por toda la región.
Esta calabaza llamada seminola se encontraba ya en la Florida central cuando los indios Creek y Muskogee escaparon de la armada americana y huyeron a la Florida desde el norte del Estado de Georgia. Esos dos grupos, más los esclavos negros, al final se unieron para formar la tribu de los Seminolas (el nombre Seminole se deriva de la palabra española cimarrón, que significa silvestre, que también introdujo al inglés la palabra maroon o esclavo escapado en Jamaica).
Los seminolas usan la calabaza para hacer buñuelos o pan frito. En la Florida estas calabazas crecen en enredaderas gruesas que suben sobre los troncos de los árboles de guanábana cimarrona, que en el pasado cubrían muchas millas de terreno en el lado sur del Lago Okeechobee y en los Everglades. La guanábana cimarrona está emparentada con la guanábana y la chirimoya.
La Segunda Guerra de los Seminolas la precipitó en parte la calabaza seminola. En el 1800 y tanto, el jefe indio Billy Bowlegs estaba listo para firmar un tratado de paz con el gobierno americano hasta que una incursión del U. S. Army destruyó un calabazar que pertenecía a Billy. Billy se enfureció y tomó represalia matando a varios blancos y así comenzó la guerra.
Otra cucurbitácea que crece en la Florida sobre las plantas de las guanábana cimarrona es la calabaza jícara de Okeechobee Cucurbita okeechobeensis que probablemente evolucionó de la C. pepo, variedad martinezii gourd, introducida desde México, donde es nativa en las zonas de Chiapas, Oaxaca, San Luis Potosí y Veracruz.
Este tipo de calabaza-jícara no se come porque su cáscara es muy áspera y la pulpa dentro es muy amarga. Sin embargo, sirve para confeccionar excelentes cucharones, flotadores para redes de pesca, maracas y sonajeros, y para hacer recipientes para transportar agua y otros líquidos.
Si esto le suena como el higüero, Legendaria siceraria, que en República Dominicana se usa para hacer objetos similares, usted está en lo cierto. Estas son frutas similares que proceden de la misma familia Cucurbit. Pero eso es material para otra columna.
En la actualidad hay pocas calabazas seminolas, si es que quedan, junto con la calabaza Okeechobee y la guanábana cimarrona en la Florida. Todas las millas de estas plantas fueron excavadas y aradas para sembrar caña de azúcar y fincas para ganadería. Esa es la triste historia de la agricultura moderna. Los floridanos tendrán que visitar la República Dominicana para disfrutar del rico sabor de la auyama.