Gracias a Gloria Henriquez por organizar la visita al Centro de Corrección y Rehabilitación Abierto para Mujeres en Sabana Toro, a los participantes de su asignatura Derecho Penitenciario.  Incómoda visita para el pesimista cree toda ley bien intencionada es letra muerta o el anarquista desconfía de todo lo que administra el gobierno.  La Ley 224-84 que obliga a un trato humano a los privados de libertad, parece haber sido escrita en este recinto. No encuentro diferencias sustanciales entre sus artículos y lo observado.  Aplausos a servidores públicos hacen esto posible con dedicación y profesionalidad, dignos ejemplos para todo el que ejerce una función en el gobierno.

Los altos muros con rollos de alambres en el tope se parecen a los de las prisiones, pero en este caso no hay garita aérea de guardianes con lentes de sol baratos y fusiles al hombro.  Los vigilantes de la entrada son amables, solicitan dejar en depósito los celulares y las cédulas. Confirman nadie anda con camisa o blusa rosada y al fondo se ven las instalaciones del Centro, antes residencia familiar parecida a las que se ven en el género de narconovelas de Telemicro.

Centro en Sabana Toro
Centro en Sabana Toro

Nos reciben en la casa las Vigilantes de Tratamiento Penitenciario, VTP, explicando las características de este recinto al que las reclusas desde su ingreso se les refiere como usuarias.  La capacidad del centro, el número de las presentes y las que están fuera en alguna diligencia puntual o en la formalidad regular de programa de estudio o jornada laboral. No hay celdas con barrotes, piernas con grilletes, atuendo de prisioneras. 

Las usuarias están libres de moverse a todos lados, en pantalones jeans y blusas rosadas, excepto en lugares del patio superen una distancia establecida, en los que sí requieren estar acompañadas de una VTP.  Estas son educadas y tienen buena comunicación con usuarias a las que se dirigen con respeto y por sus nombres. No usan armas de fuego.  No ví truños, cortadas de ojo, muecas de enfado. Nada que diera asomo de ser el teatro organizan dictaduras en visitas supervisadas para contrarestar denuncias de prensa libre.

Ser usuaria de un CCRA es algo que se gana con buena conducta, trabajo y estudio en los establecimientos penitenciarios donde iniciaron la privación de libertad les impuso un juez. En la escala de calificación de 1 a 7 del sistema penitenciario, el 1 coresponde a comportamiento óptimo. Las reclusas que se esfuerzan en alcanzar el tope, con excelencia en los procesos de instrucción y trabajo, al cumplir la mitad de su pena tienen un pie, o casi los dos, en el centro. Una vez ingresadas, la estadía y nuevos beneficios dependen del resultado de las evaluaciones. 

Llegaron de su antiguo recinto con pasaje de ida y vuelta, alertas de que hay una larga lista de espera.  Motivación para portarse bien hay de sobra: el puesto en el centro se lo están velando y seguir o mejorar pone más cerca la aspiración máxima de lograr libertad condicional.   Es mucho lo que se arriesga con faltas disciplinarias.  Esto permite cultivar la inteligencia emocional, contar hasta 10, tolerar y pedir el don del discernimiento antes de dar respuesta inadecuada a situaciones se pueden solucionar de forma civilizada.

La instrucción y el trabajo, los dos pilares del nuevo modelo penitenciario, aquí también se pueden disfrutar con más libertad.  Al tener libre disposición de su tiempo, es opción de las usuarias las horas acomodar para practicar un oficio o estudiar.  Se puede ser hormiguita obrera y alumna china,  o trabajar y estudiar en horario regular permite mas tiempo para descanso y recreación.

Las condiciones de higiene y sanidad las considero impecables. Un doctor hace visitas semanales. El sistema permite la libertad de salida, no supervisada, y también visitas conyugales de hasta tres horas. Hay tiempo y espacio para relaciones sexuales gratificantes, pero la prohibición al embarazo es absoluta.  Esto porque simplemente altera el formato en que está concebida la administración del centro.  Las habitaciones son con camarotes dobles o triples. Todas las camas muy limpias. Tal vez son muchas, pero el área es para dormir y breves descansos. Con menos compañeras de habitación, las que están pudieran estar más cómodas, pero llegar al CCRA hubiera tomado mucho más tiempo. Apuesto prefieren dejarlo así. Los baños se percibe tienen la misma condición de buena higiene que el resto de las instalaciones: Limpios y con privacidad, un verdadero lujo.

Hay un salón para ponerse bellas, una costumbre de la mujer dominicana tan arraigada no se pierde ni en reclusión. En el desfile de modas que presentaron se pudo notar su esmero en el arreglo personal.  Mostraron vestidos y atuendos hechos a mano por ellas, tejidos o bordados, y algunos con material reciclable. Otra sorpresa fue una coreografía del merengue típico, con trajes de dominicanita y atuendo de campesino para las que actuaban como varones. Fue espectacular. Merengue de Juan Luis Guerra, con letra preciosa, ligada a valores y a imágenes civilizadas: “Viene a pedir mi mano, viene, vamo a sonar unos palos pá’ que me quiera por siempre…”, un contraste apropiado al bombardeo de la lascivia semianimal de los llamados urbanos encontraran en libertad.

La biblioteca, un poco pobre. Hay más espacio en la pared para un librero más grande y con mas opciones. Un salón de internet sería ideal para poder tomar cursos en línea, que es una moderna y efectiva forma de estudiar. CLARO, COURSERA y EDX tiene plataformas de cursos gratis que ampliarían la oferta ahora más enfocada en habilidades manuales. El Economato está tan bien surtido como lo permite las precariedades de las asignaciones presupuestarias. El Ministerio Público y  la Dirección General de Prisiones deben luchar por conseguir más recursos para éste y todos sus recintos. Las donaciones privadas tanto para la Biblioteca y el Economato son aceptadas y depuradas de acuerdo a las necesidades.

Siento vergüenza por mi ignorancia sobre este centro y la sospecha que todas las cosas andaban como se muestra en la “Cárcel de la Victoria”, una película que financió 100% el propio gobierno a Pintor para pintar como podrida el 100% de la actual administración pública penitenciaria.  Gobierno financiando cine que fomenta más el hábito de criticar todas sus obras, apuntar a sus maldades y falencias.  Millones del fisco para lucrar a quien en cine comercial denuncia dos horas de atrocidades en las cárceles, ignorando los avances que está logrando con magros recursos en el nuevo modelo penitenciario.

Gracias de nuevo a Gloria Henríquez por esta visita ver para creer;  que Dios bendiga a quienes están recibiendo un trato humano en los CCRA, a los VTP y administradores hacen eso posible y a todos los voluntarios que comprometen parte de su tiempo y recursos en apoyar sus éxitos de manera desinteresada.