En el día de ayer el cristianismo católico conmemoró la resurrección de Cristo, el hecho más importante y fundante de esta religión.Pero esta ha sido una resurrección atípica pues ha dejado enfrentados al gobierno y la Iglesia y por si usted no se había enterado del chisme paso a contarle.

En el sermón de las siete palabras, como siempre, algunos sacerdotes criticaron los intentos de reelección a expensas de modificar la constitución, reafirmaron la afirmación del arzobispo Ozoria de que estamos ante un intento de dictadura a raíz de la reprimenda que le diera el Presidente del Senado al Tribunal Superior Electoral por la decisión que anulaba la convención de las actuales autoridades del PRD, pero además cuestionaban a las personas que suelen votar por los corruptos, entre otras cosas.

Resulta que, como era de esperarse, sectores palaciegos y algunos líderes de opinión se sintieron aludidos y salieron al frente a contestarle a la Iglesia, cosa que me pareció un absoluto error no porque le contesten, sino por la forma en que lo hicieron y los argumentos utilizados.

En primer lugar, el vocero del Palacio comenzó el bochinche afirmando que la Iglesia había perdido a sus feligreses y apoyándose en los resultados de una investigación de la Gallup. Supongo que con esto quiso decir que ese mensaje no llegaría a muchas personas porque el catolicismo había disminuido, pero parece que el muy señor olvida que en las siete palabras la Iglesia Católica no le habla exclusivamente a los católicos, sino a la sociedad y es un espacio que el país entero espera con ansias en donde escucha a una Iglesia profética, que anuncia y denuncia.

Un líder de opinión se decantó por hablar de que la única dictatorial era la Iglesia porque sus autoridades no eran elegidas por los feligreses, sino por los cardenales y que su principal líder ocupaba el puesto hasta que se moría. Parece que este señor sencillamente quería opinar pues parece que no sabe distinguir entre lo que es un estado religioso y uno político. La Iglesia no es un gobierno, es una religión y en las religiones las cosas operan de manera diferente.

Pero el que sacó la bola por los 411 fue un diputado que fue más lejos y pidió a la Iglesia que forme su propio partido político para que pueda opinar y deje de hablar disparates. Así como usted lo lee. Hubo un medio que se hizo eco de esta barrabasada y la última vez que lo leí iba por 40 comentarios y solo dos eran favorables al diputado, la gente se lo había comido con yuca.

Me parece que en vez de buscar responderle a la Iglesia con sandeces lo que deberían hacer es reflexionar sobre la reacción favorable de la ciudadanía a lo dicho en el sermón de las siete palabras. Por más que se quiera decir que la Iglesia ha reducido su feligresía, cosa que es cierto, no debe olvidarse que es una institución que permanece como la más valorada en el pueblo dominicano, pese, inclusive, a los errores que muchos le han enrostrado como los escándalos de pederastia y otras cosas.

Creo que el gobierno y sus turiferarios se están buscando un pleito innecesario y están demostrando falta de madurez y tacto político. No se trata de enfrentar, pues bien saben que están pisando un fango cenagoso, una arena movediza desde que se han avistado vientos de reelección y que dicha acción está siendo cuestionada y rechazada por amplios sectores de la sociedad. Deben manejarse mejor.