En España hay un refrán que dice “éramos pocos y parió la abuela” queriendo significar que además de los muchos problemas ya hay en la vida, se les agregan algunos más. Esto es lo que le está pasando al gobierno español y aún más concretamente a Mariano Rajoy, que debido a su poco carisma y deficiente gestión, y a pesar de haber sido el candidato más votado en las pasadas segundas elecciones, no encuentra alianzas partidariassuficientes para lograr una investidura razonable.
El partido socialista no transige con otro gobierno presidido por Rajoy y se opone a cal y canto, Podemos, con una ideología visceralmente opuesta, rechaza de plano cualquier tipo de respaldo, y Ciudadanos, la tercera fuerza política, está en las duda de que apoya o se abstiene. Los demás partidos como Coalición Canaria y el Partido Nacionalista Vasco, y otros muy minoritarios que podrían darle sus votos, apenas tienen fuerza representativa en el Congreso. De los partidos catalanes ni hablar, opuestos a rajatabla. Así pues, por ahora no hay mayoría necesaria para gobernar de manera holgada y todo está en un tranque que inquieta a la población.
Se han producido dos votaciones sin éxito, y es probable que se vaya a una tercera si es que el electorado, bastante hastiado de la política mediocre y de sus dirigentes aún más mediocres, está en ánimos de volver a visitar las urnas, pues ya lo consideran como una tomadura de pelo de unos señores que viven a su costa y no han sido capa ces de entenderse entre ellos.
Para el colmo de Rajoy y su partido, el PP, (Partido Popular) ahora los catalanes han comenzado en serio el proceso de desconexión con España para cumplir la hoja de ruta de independizarse y formar un estado propio, una república, con el deseo de que sea más transparente, avanzado y productivo que la España actual, de la cual se han sentido subyugados y nunca han llegado a llenar sus expectativas de integración por parte de los catalanes.
El Parlamento Catalán -el Parlament- legal y legítimamente formado tras las votaciones del pasado mes de setiembre, tiene, entre otros, dos partidos, Junts pel Si y la CUP, netamente separatistas que juntos suman mayoríaabsoluta, 72 votos, y ya han comenzado en su última sesión de esta misma semana, a aprobar los mandatos legales para la ya mencionada desconexión. El primero de ellos la formación de una Hacienda Tributaria Catalana, compuesta por una Junta de Finanzas, un consejo Fiscal, y un Instituto de Investigación y Formación.
La respuesta de Madrid no se ha hecho esperar ni un segundo para tratar de frenar el reto catalán, y ya ha puesto en marcha el Tribunal Constitucional (TC) que come de la mano de su amo y por lo tanto le obedece ciegamente, el Partido Popular, para que anule las medidas tomadas del Parlament, y al instante ha iniciado una acción penal contra su presidenta, Carme Forcadell, por permitir la aprobación de dichas las resoluciones.
Los españoles aducen que hay que respetar y cumplir las leyes, y por lo tanto lo que manden las sentencias del TC en contra de Catalunya. Los catalanes dicen que el TC no tiene legitimidad sobre ellos desde que, a pedidos de Mariano Rajoy, rechazó y cercenó su estatuto de autonomía que se estaba aplicando con toda normalidad desde el 2006, y que previamente había sido aprobado por el Gobierno catalán, por el pueblo catalán en un referéndum posterior, e inclusive por el gobierno de Madrid de turno.
Hasta ahora, el choque de trenes anunciado desde hace varios años entre España y Catalunya se había caracterizado más por amenazas y bravuconadas de la primea contra los desafíos de la secesión catalana, y las numerosas manifestaciones de rechazo a los símbolos patrios como los pitidos masivos al Rey padre, al Rey hijo, abucheos al Presidente, a los funcionarios, a la bandera y al Himno españoles, por parte de la segunda. Ahora con las medidas firmes de desconexión de España, es que la cosa se empieza por buena, como decimos por aquí. Rajoy lo tiene bien difícil, por un lado el lío político ya mencionado, por otro una Unión Europea que tiene a España en la punta mirilla por muchas de sus deficiencias, y le perdonado la multa por no cumplir con el déficit fiscal para no empeorar la ya mala situación del país.
Por otra parte, está el tremendo problema de la corrupción que arropa a unos y otros, y sobre todo por numerosos e importantes dirigentes de su partido, como el ex tesorero Bárcenas, que no puede explicar su cuenta bancaria de más de 40 millones de euros en Suiza, y ahora la investigación oficial de varios de sus miembros por haber destruido en la propia sede del PP, las computadoras de este ex tesorero, que contenían datos muy comprometedores sobre aportaciones ilegales para la financiación del Partido Popular y de pagos en dinero negro que salpicaban a muchos de sus personajes, inclusive al mismo Mariano Rajoy.
Lo dicho, eran pocos y ahora la abuela les está pariendo Catalunya, otro hijo llamado Desconexión, diciendo que se va de casa a toda prisa.
España tratará de parar al proceso de independencia de Catalunya a como de lugar, con las sentencias del TC, suspendiendo la autonomía, destituyendo o apresando a sus políticos, e inclusive existe la amenaza
velada y hasta expresada por muchos militares y políticos, de ser ocupada, a fundazos, por las armas, pues no puede permitirse el lujo de que su principal motor económico se evapore. Catalunya, por su parte hace gala de su empecinamiento histórico, y su “seny” (sentido común extraordinario), contestando con fundazos democráticos como la celebración de un referéndum sobre la independencia, y la aprobación de leyes por un parlamento de elección legítima, para cumplir la voluntad popular de restaurar una República Catalana como continuación de su larga trayectoria nacional, truncada a sangre y fuego en 1714 por los ejércitos de Castilla y Francia en llamada guerra de Secesión.
El pleito se está echando, y todo aparenta que por la torpeza de España como país de corte imperialista, que no ha sabido nunca manejar con tino sus colonias, lo perderá. Al tiempo, que será corto.