A través de los años España ha estado sometida a diferentes escándalos de corrupción: Las acusaciones a las alcaldías ya son parte de la idiosincrasia del estado ibérico, la dimisión del presidente del Consejo General del Poder Ejecutivo, centenares de políticos han caído bajo el escrutinio del estado, incluso la monarquía no ha podido zafarse gracias a las acusaciones de graves hechos de corrupción contra el yerno del rey Juan Carlos hace apenas pocos meses.

Hoy en día otro escándalo sacude los cimientos institucionales de la madre patria, se refiere al show del ex tesorero y ex gerente del oficialista Partido Popular Luis Bárcenas y un famoso cuaderno cuadriculado de su propiedad, donde por 18 años plasmó los ingresos y egresos financieros del poderoso partido de gobierno; y ahora resulta que los líderes del partido incluyendo al actual presidente Mariano Rajoy recibían jugosos sobresueldos en claro detrimento de las autoridades tributarias.

Este personaje Bárcenas no es un anónimo para la justicia, fue de los imputados en el caso Gurtel en 2009, trama de corrupción en más de una decena de administraciones públicas regentadas por el Partido Popular donde se cobraban comisiones ilegales a cambio de contratos de obras de infraestructura por un monto superior a los cinco millones de euros.

Y no solo los sobresueldos han salido a la luz pública, también están pagos ilegales, donaciones no avaladas por las normas de financiación de los partidos políticos, estrechas relaciones con empresarios imputados por corrupción y aun queda tela por corta.

Esta situación ha provocado consternación en todo el país, dejando al Partido Popular en una dificilísima situación, desnudando sus entrañas financieras para el escrutinio de las autoridades para desvelar que más se oculta en esta enmarañada historia, mientras la oposición pide la cabeza del presidente Mariano Rajoy.

Con una economía por el suelo y un creciente desempleo que ha dejado a miles familias en estado de pobreza, el golpe ahora no es solo económico sino también moral; todo indica que España, país conquistador en tiempos de la colonia, se está comportando luego de más de 500 años igual que los conquistados, donde la corrupción está a la orden del día y no respeta estatus político, social o económico.