Querido Julio:

Los pájaros carpinteros que visitaban la casa, han decidido mudarse en el tronco seco del jardín. Cada mañana les escucho con su típico martilleo.Muchas veces se reúnen otros más y conversan entre miradas amarillas y silbidos. El tronco tiene ya unos cuantos huecos grandes, donde se guarecen por las noches.

Tenemos la teoría de que solo uno es el encargado del trabajo arduo. Hemos tenido ya dos “jefesde obra” en la casa. El primero no tenía nombre, pero cuando estaba, la visita de otros carpinteros era recurrente. Ese murió en pleno vuelo al chocar con el cristal de la ventana. Dicen,los que le vieron, que fue un suicido, porque luego estrellarse por primera vez, volvió a intentarlo.

Después, llegó Willy. Luego de su arribo casi no vemos a otros carpinteros acercarse.

Decidimosponerle nombre, no porque fuese más especial que el primero;en realidad fue por el sonido rítmico y constante de su pico, que replica con exactitud al de su antecesor y se ha vuelto parte de ya nuestras vidas, casiel zumbido del subconsciente. También porque diciendo su nombre, nos ahorramos unas cuantas  sílabas al conversar sobre ellos.

Cuando hago referencia de mis nuevos huéspedes en círculos ajenos al hogar, algunosamigos han expresado su odio hacia esta especie. Muchos me han dado consejos para lograr que se vayan. Las chicas les gritan por la mañana, les llaman “pajaros” y les pidencon sus voces chillonas que dejen de hacer tanto desorden con las chispas de madera que caen. A pesar de todo esto, no quiero que se vayan.

Estoy admirada con estas aves tan odiadas, sobre todo por dueños de villas con techos de madera. Me extasío al ver como Willy cumple un horario riguroso en su labor, que se inicia a las seis de la mañana. Algunas veces, al atardecer, decide trabajar unas horas extra, dependiendo de la época del año, por eso de la luz.

Pienso cada día al despertar con su ruido en el ejemplo que Willy,siendo solo una avecilla, deja en mi persona.Con sus ojitos siempre alerta gasta su pico contra el tronco petrificado de la vida, sin importar la dureza. Willy nunca descansa. Nosotros los humanos, debiéramos ser un poco más como él.

*"Cartas a Julio" es una serie de cartas escritas a lo largo de la lectura de la Biografía de Julio Cortázar.

@animalcotidiano