Este fin de semana vi su imagen y la del Ministro de Medio Ambiente, cuando agotaban una apretada agenda en el Municipio de San José De Las Matas. Lo vi reunirse con las autoridades del Plan Sierra, sembrar árboles en Botoncillo y anunciar un ambicioso plan de reforestación para “conservar la cobertura boscosa para que los ríos no continúen disminuyendo sus caudales”, según
sus propias palabras.
Pero los ríos no están disminuyendo sus aguas, Señor Presidente. Están muriendo. Si en vez de irse a Botoncillo lo hubieran llevado más al Oeste, camino al Rubio, Usted y su comitiva se habrían topado con el cadáver maloliente del Río Inoa.
Sí, Presidente Abinader, el Inoa, en el corazón de “Las Matas“; hermoso referente de este municipio y, hasta hace menos de cinco años, famoso por sus balnearios y su hidroeléctrica. Sus principales afluentes, los arroyos Bajamillo, Carrizal, Los Pozos, Yerba Buena, Higua y El Limón han corrido igual suerte, o peor, están todos secos y agotados.
Pero no se detenga en Inoa, Señor Presidente y prosiga su viaje hacia Santiago Rodríguez y mire con los ojos de su investidura, en lo que se han convertido los que fueran los caudalosos ríos Mao, Guayubín, Guayubincito, Cacique, Maguá, Yaguajal y Artibonito.
Es ominoso lo que está ocurriendo en la Cordillera Central. Pero lo mismo se repite en la Cordillera Septentrional y la Sierra de Bahoruco: Cientos de ríos y arroyos secos y destruidos. ¿Razones? La ineficiente ganadería de alta montaña ha acabado con todo el bosque que cubría las cabeceras y cuencas de estos ríos, al sembrarse pasto para ganado en pendientes de hasta noventa grados y, en menor medida, por el conuquismo y la extracción de materiales.
Estos ríos y arroyos que han desaparecido, daban agua potable a miles de comunidades que hoy se ven obligadas a comprar agua de camiones y han visto deteriorarse su calidad de vida.
No dudo ni un segundo de sus buenas intenciones, a pesar del repetido esquema puesto en escena este sábado; pero sirva la presente para advertirle, de manera vehemente, que reforestar las márgenes bajas de estos ríos no servirá de nada.
Si queremos restablecer los destruidos ecosistemas de estos ríos tendremos que enfrentar el problema de raíz: Reforestar las cuencas altas y sacar de allí la ganadería de alta montaña.
Medio Ambiente no puede sólo con tan grave problema. Se necesita hacer cumplir las leyes que protegen las cabeceras (que son varias y datan desde Balaguer). Se necesita del Ejército Nacional, de los fiscales ambientales y de una voluntad política y una determinación inquebrantable. En fin, una tarea ardua, Señor Presidente.
Finalmente, le propongo que hagan un inventario de los cadáveres acuíferos y vayamos recuperándolos y resucitándolos, uno a la vez.
Empiece con el Inoa que está en la supuesta capital del Eco- turismo y nace en la comunidad de Los Dajaos, a 1,800 metros sobre el nivel del mar. Sería una gran obra, humilde y poderosa. El Universo se lo agradecerá.