Estimada Sara:

Como me cuesta escribir prefiero dedicarle estas líneas a una mujer bella, inteligente y de familia -como solía decir nuestra arruinada aristocracia-, antes que a cualquier otra persona o cosa.

Leí con marcada atención tu carta al señor Quirino y como era de esperarse, hiciste un brillante análisis del caso y sus implicaciones.

En esencia, el señor Quirino -ya que no hay duda  de su identidad- ha sido víctima de lo que en el bajo mundo se conoce como un “tumbe”. Pero no de drogas ni de dinero, pues ni por un momento me creo que los 200 millones que de entrada reclama, habían sido entregados en calidad de préstamo; lo que verdaderamente reclama el señor Quirino fue la falta de protección, el abandono de su familia, por parte de sus socios y la rapacidad con que los organismos del Estado le decomisaron 22 millones de dólares producto del narcotráfico. Es decir, la imputación es que después de haberlo exprimido lo abandonaron a su suerte; peor aún, sus asociados se ensañaron en su contra para demostrarle a la DEA y a la opinión pública que no tenían ningún tipo de relación con el ex –capitán.

Entonces, querida amiga, me pregunto, qué va a suceder ahora? como efectivamente resulto ser quien todos creíamos que era, las cartas están echadas; si no había hablado para disminuir su pena ante los fiscales de los Estados Unidos el hombre habló con detalles de crónica social. El destino tardó 10 años para tejer esta trama, pues como narraba la Reina de la novela policíaca, Agatha Christie, “Los viejos pecados tienen larga sombra”.

Leí ayer en las redes sociales, que el reconocido empresario Pepin Corripio había afirmado que la denuncia de Quirino estaba matizada por la política. Haciendo abstracción de los motivos que tiene éste empresario para hacer esta afirmación, le concedo toda la razón, pues en un régimen sin consecuencia como el que vivimos, todo esto termina con una salida política. Es más, apreciada amiga, sino sucede más nada, en dos años todos pensaremos que lo sucedido fue un sueño. Pero particularmente creo que el señor Corripio debió aprovechar su notoria credibilidad para decir algo, quizás, mas aleccionador y edificante; por ejemplo: que lo peor fuera que esto no tuviera consecuencias políticas o que, de ser cierto todo esto, se trata de un hecho grave el que un ex –mandatario este íntimamente ligado con un narcotraficante y que deberá tener un altísimo costo político para el ex –gobernante amen de las implicaciones penales del caso.

En realidad puede opinarse cualquier cosa, pues, si todo esto es verdad como parece ser, no existe precedente en el país de un mandatario que se comportara con tanta liviandad y tan distante a su investidura. Pero este caso no puede verse en modo alguno, de forma aislada, por esquinitas. Lo que clarea el caso Quirino es el legado de podredumbre y degradación de la sociedad dominicana, dejado por los pasados gobiernos del PLD.

Bueno, ahora te dejo, sin ilusiones, porque ya el Procurador General nos ofreció un adelanto de lo que va a suceder. Malos tiempos para el país. Mantente en Reading  y no te dejes matar ni robar, por lo menos, no en República Dominicana.

Diferentemente, tu amigo sincero.

Silvino Pichardo