Queridos Santos Reyes: Ustedes son recordados como los reyes magos, pero no eran ni lo uno ni lo otro. Nosotros mismos, aquí en RD, no necesitamos ni reyes ni magos. Nuestras carreteras, especialmente las bautizadas con nombres de patriotas, están llenas de reyes y en la administración pública y privada contamos con magos expertos en desaparecer recursos en un santiamén.
No les escribo para juntarnos y hacernos un selfie entre camellos y coronas. ¡Ni mentemos la palabra! Dados los retos que enfrentamos, les escribo para que filmen un panel sobre su historia y lo suban a YouTube. ¡Ese sería un gran regalo! ¡Mateo dejó muchos aspectos fuera! A ustedes les tocó buscar al Mesías en tiempos del coronado Herodes, a nosotros nos ha tocado educar y ser educados en tiempos de coronavirus. Cuéntennos cómo se hicieron para proseguir su camino y dejar atrás el palacio de Herodes cuando se les ocultó la estrella.
El virus nos tiene confinados y hartos en el palacio de Herodes. Desde marzo se nos ha ocultado lo presencial, solo brillan las pantallas, pero la educación tiene que continuar. Nos hace falta su inspiración para reasumir algunos de los objetivos de la educación, como son: conocer, hacer, convivir y ser.
Necesitamos investigar para conocer, pero eso también lo hizo Herodes, el cual hasta intentó reclutar a los Reyes Magos para un trabajo de investigación en equipo a fin de ubicar al Mesías. Sus objetivos estaban motivados por la competencia y la búsqueda obsesiva del poder. Herodes preguntaba para que le dijeran lo que quería oír. Para él, lo nuevo era una amenaza. Su afán de acabar con el niño le llevó a matar inocentes. Herodes era malísimo, pero los dejó llegar hasta su mismísimo palacio. Si hoy en día un grupo como el de ustedes se presentase en las fronteras de Israel, declarando que vienen del Oriente, averiguando sobre un posible nuevo gobierno y mencionando artefactos celestiales, ¡ya en la frontera caerían presos, camellos y regalos incluidos! Afamados agoreros, explíquennos, ¿cómo supieron cuál era la estrella del Mesías entre tantas? Las redes nos enredan con tanta información y carecemos de criterios para escoger los conocimientos válidos, aquellos que nos promueven como seres humanos. La gente los ha llamado magos, pero ustedes en realidad eran intérpretes críticos de los astros. Ustedes nos enseñan que al conocimiento valioso solo se llega gradualmente con la constancia, los intentos repetidos, socializados y evaluados; la profundización individual motivada por la propia iniciativa, concretizada en aprendizajes personales autónomos.
El conocer qué necesitamos nos debe llevar al hacer. Los escribas de Jerusalén conocían la Escritura, incluso se la citaron, pero no se arriesgaron a dejar su comodidad para dar un paso fuera de la grandiosa Jerusalén y caminar hacia la pequeña Belén. En cambio, a ustedes, su conocer les llevó al actuar. Vieron su estrella en Oriente y se pusieron en camino hacia Jerusalén. Oyeron la profecía de Miqueas y arrancaron para Belén, todavía con la estrella en cuarentena. Ustedes preguntaron para aprender y todo lo que aprendían les movía al actuar, crear, innovar y asumir riesgos. Ustedes miraron a la estrella moviéndose por el cielo, mientras ustedes se movían por el suelo. La estrella les guiaba, pero sabían que la estrella no daría un paso por ustedes. En la actualidad, hay docentes y estudiantes luchadores, pero otros muchos no pasan de entretenidos y apoltronados espectadores de pantallas, pues no se molestan en mover un dedo para aprender. Mueven su ratón, pero son ratones para moverse.
¡Cuánto bien nos haría escucharles narrar cómo fue la convivencia entre ustedes antes, durante y al final de su trayectoria! La estrella que siguieron era inclusiva, pues convocó a hombres de razas y dones diferentes: oro, incienso y mirra. ¿Cómo habrá sido esa interacción entre el hombre del metal y los dos con productos vegetales? ¿Habrán chocado el del incensio para exaltar egos y la mirra para curar dolores y angustias? ¿Cómo derrotaron las actitudes de competencia egoísta, “yo y mi camello primero”, “que la astrología reine otra vez”, “sálvese quien pueda” para consensuar la ruta a seguir, la distribución de las múltiples tareas y la construcción de un proyecto común? Su ser e identidad se fueron revelando en toda la trayectoria. Ustedes se mostraron pacientes, valientes y pertinaces.
Su ruta termina con la alegría de encontrar al Salvador junto a su familia, nos deja seis lecciones. Primera, que si hemos trabajado con objetivos válidos experimentaremos la satisfacción. Segunda, que una de las metas de nuestra educación debe el capacitar para la construcción de familias funcionales y ciudadanos responsables. Tercera, la educación debe ayudar al reconocimiento de lo verdaderamente valioso, así sea un niño o una niña. Ustedes fueron capaces de descubrir que la estrella del cielo ahora estaba en el suelo y era el niño Jesús. Cuarta, cada cual puso a disposición de aquella familia pobre el regalo que llevaba sin exigir comisiones. Quinta, aún después de haber llegado, continuaron atendiendo a sus sueños y a su dimensión espiritual. Finalmente, ustedes no regresaron al palacio del perverso Herodes, sino que tomaron otro camino.
Esta pandemia será derrotada, pero habremos perdido una gran oportunidad si como sociedad y educadores regresamos resignados a “la normalidad”, nuestro conocido palacio de Herodes. Ustedes nos invitan a tomar otro camino, el de educar en la solidaridad, la compasión y los aprendizajes que capacitan para construir juntos las condiciones básicas de una vida digna y humana para todos.
(*) Apareció originalmente el miércoles 6 DE ENERO 2021, en el Boletín Ecos de la Red, Año 2, No. 1, página 2.