Los círculos intelectuales de Haití reaccionaron inmediatamente al discurso del presidente Luis Abinader. El presidente anunció la construcción de un muro en la frontera.
La publicación de la Carta de Boyer a Núñez de Cáceres, en medios haitianos, como el Digital Rezo Nòdwès el 27 de febrero 2021, día de la independencia Dominicana, es un acto político de desprecio a sus vecinos, revelando, cual cristal destellante, el verdadero espíritu del alma de Haití sobre lo que ellos consideran La Hispaniola.
De acuerdo con esta publicación, la República Dominicana sería algo así como una Provincia Oriental rebelde, inviable dentro de una misma isla por la imperiosa necesidad de sus habitantes.
El trato dispensado a Núñez de Cáceres es de súbdito, por ser un ciudadano de la zona oriental de Haití. Boyer dice lo siguiente: Desde la proclamación de nuestra independencia, nunca hemos escuchado que la isla de Haití estuviera dividida; toda su extensión, incluidas las islas adyacentes, forma el territorio de la República: según lo determina el artículo 40, título. 2, de nuestra Constitución generalmente conocida en todo el mundo, la República es una e indivisible artículo 31. Esto es lo que, al establecer la garantía de independencia, me impone las obligaciones que no puedo derogar sin rendirme culpable, tanto hacia las poblaciones actuales como hacia su posteridad más remota".
¿Qué procuran los círculos intelectuales haitianos al mantener esta visión de la isla? Probablemente la Independencia Dominicana, para ellos es un hecho episódico, un evento, un accidente, pendiente de reparar. Por ende, lo que perdura en el tiempo es la Constitución de Haití, proclamada como documento libertario en América.
Mas adelante agrega: nunca hemos escuchado que la isla de Haití estuviera dividida; toda su extensión, incluidas las islas adyacentes, forma el territorio de la República: según lo determina el artículo 40, título de la Constitución haitiana.
Boyer destaca en su Carta a Núñez de Cáceres, como recibió emisarios de Saint-Yague (Santiago), Saint-Jean (San Juan) e incluso Santo Domingo, quienes me aseguraron su deseo de disfrutar de las ventajas de nuestras instituciones. Esos dominicanos, que no tenían ni tienen fe en la República, por eso se separaran de las ideas patrias, para apoyar otras propuestas foráneas. Esos mismos que dicen Boyer que enarbolaron la bandera haitiana.
Esto lo describe en su carta cuando dice: No pasó mucho tiempo antes de ver que mi forma de pensar se hacía realidad, y debes saber que estoy bien informado. Aquellos que declararon que enarbolaban la bandera haitiana han cumplido con su deber; han conocido sus verdaderos intereses y deben estar a salvo de cualquier insulto.
Esos dominicanos desafectos, a las mejoras causas del pueblo dominicano, históricamente no han sabido acompañar al pueblo dominicano; a la hora de la verdad.
Al advertir a Núñez de Cáceres que no debe ser causa de entusiasmo la partida de España, dice con filípica pretensiones apocalípticas: No debemos engañarnos, dos estados separados no pueden existir ni permanecer independientes entre sí en la isla que nos engendró; y aunque el acto constitucional de Haití no hubiera decidido la cuestión de su indivisibilidad, la razón y la preservación de todos sus habitantes lo habría exigido imperiosamente.
Es que la visión ha sido una salvaguarda estratégica a todos los habitantes, y con ellos un acompañamiento de los centros de poder mundial, generado una pesada carga sobre el pueblo dominicano.
¿Será acaso que la publicación de la Carta de Boyer pretende ser una filípica apocalíptica sobre el imaginario del poder de Haití, sobre la Republica Dominicana? ¡Precisamente el día de la Independencia Nacional!