Estimado amigo, como vez hace mucho no nos cruzamos ni siquiera en los lugares tradicionales de encuentro nuestros, como la librería, la peña, el quiosco de los periódicos, la casa de nuestra vieja amiga común o simplemente el bar donde solíamos tumbar gobiernos y hacer y deshacer el mundo.
Muchas son las causas que podrían explicar esta desconexión, tal vez la familia, el trabajo, otras ocupaciones o simplemente un alejamiento de modos de vida y proyectos sociales que por tantos años nos mantuvo cohesionados. Algunos seguimos apegados a viejos esquemas e idílicas ideas, con sentido profundamente crítico, y otros de nosotros han resultado más prácticos de la cuenta.
Creo que soy de los que se quedó en el pasado romántico de los cambios y el compromiso social y el sacrificio por los demás y las ideas redentoras próximas a las que enarbolaban los curas revolucionarios de la década de los 70 del siglo pasado. A veces siento que no comunico fácil contigo ahora en estos tiempos de pragmatismos y cambios de paradigmas.
Creímos en tantos líderes transformados en leyendas de papel y falsedades, asumimos a pecho modelos societales hoy colapsados, que solo me queda con orgullo la sensibilidad social, el sentido de criticidad y persistir en que podemos ser mejor sociedad y lograr niveles de bienestar y calidad de vida sin necesariamente aferrarnos a determinadas ideologías que también nos hicieron prisioneros de barbaridades y absolutismos absurdos. Hoy mi amigo, me distancio y receloso leo entre líneas los discursos y posturas de muchos de nuestros acompañantes del pasado, para evitar hacerme parte de complicidades insostenibles.
No sé, siento que nuestros intereses iniciales se han divorciado de nuestras prácticas sociales y cada vez me alejo de quienes enarbolaban junto a nosotros ideas de cambios y bienestar, discursos en contra de las distintas formas de autoritarismo, o de las dolencias estructurales de nuestra democracia, pero ahora no los oigo decir lo mismo, y créeme que me ha dolido pensar que estuve unido por mucha gente que a la larga solo quería que le dieran un sueldo, una posición o llegar a una cuota de poder para desdecirse. No me opongo a trabajar en el estado, es una institución de todos, pero sí a condicionar mi presencia laboral. Ni es un resentimiento contra nadie, es solo un desahogo contigo amigo.
Por esas razones ya a mi edad amigo mío, elijo mis compañías, mis ideales, mis amigos, mis espacios de relajación y con quien quiero platicar y sentirme grato compartir palabras, reflexiones y esperanzas. Extrañamente amigo muchos de nosotros han sentido flojera en reafirmar su compromiso con los pobres como antes lo hacían, en sacrificarse para que todos triunfáramos en esta sociedad tan desigual, en desprenderse de lo suyo en procura de un ideal como una vez lo hizo Juan Pablo Duarte a quien manoseamos tanto en nuestras poses de patriotas y nacionalistas de nuevo cuño.
Creo amigo que me he quedado rezagado a los cambios globalizadores de la política, de los nuevos paradigmas y pragmatismos y por eso ya no nos vemos en los sitios ocasionales en que estos encuentros se producían. He preferido compartir con gente y espacios más transparentes de sus propósitos de vida, y no con quienes mantienen dobleces lastimosas de socializar. No quiero tampoco convertirme en juez del otro, cada quien será el responsable ante la historia de sus hechos, no soy yo que lo enjuicio, será la historia en todo caso.
Prefiero en estos momentos en que han cambiado los focos de atención de nuestros amigos y tal vez del tuyo también, distanciarme del poder, el dinero, los puestos, el desmedido afán de acumular riqueza, casas, carros, dólares, bienes materiales, opulencias que no sean las estrictas y propias de mi clases social y acompañada de la modestia que pregonábamos. Con irresponsable destemple me dicen que la lucha es por el poder, es esa la razón de la política, no importando el precio a pagar.
Pero también amigo, no siento decencia compartiendo con gente de dos caras y doble discursos. De gente que admiramos por sus posiciones pasadas que son absolutamente negadas hoy. Qué ha pasado amigo con muchos de nosotros que cambiamos las ideas y los sueños por la materialización sin conmoción personal. ¿Por qué si lo que queríamos era cuota de poder, puestos, buenos salarios, y finalmente complicidad con las inconductas? había que hacer tanto ruido y sacrificios para repetir conductas. Simplemente bastaba con dejarse cooptar y no engañar a los demás.
Todas esas insatisfacciones amigo son las que me conducen a distanciarme, pues como dicen los pescadores , cuando la marea está revuelta, lo mejor es orillarse y yo estoy orillado, sin que ello implique muerte de la esperanza, el compromiso inicial que nos permitió conocernos en debates y espacios de diálogos y reflexión, aún me mantiene vivo la confianza en el porvenir, pero amigo que decepción me han creado muchos de mis otros amigos…que lástima ver cómo reducen su cotidianidad a borrar de la memoria las razones que en un momento marcaron su vida y su motivación existencial, muy distante de las que hoy, los mueve y los justifica como entes sociales y personas.
Tu amigo