Querido y apreciado tío:

Después de pedirte la bendición, espero que las cosas estén mejorando donde sé que te encuentras, a pesar de los embates que vienes recibiendo como consecuencia del gobierno instaurado sobre ti por unos seres muy eventuales llamados "impulsos", y que tanto daño provocan cuando se anteponen a Dios y a la razón.

Recuerdo hace casi 27 años cuando te visité por primera vez al Hogar Crea de Alma Rosa. Fuimos todos en Familia, sin excepción; mami, la más sensible de todas, papi que en paz descanse, mis hermanas, e incluso papa Juan, el querido caballero, quien no se mueve mucho de su casa, y la apreciada "mama" sin tilde, a quien, por su recia personalidad, no la engañan dos veces. La pasamos bien y recuerdo haber visto muchos internos desfilar con sus carteles en el pecho y cabezas raspadas "a caquitos", como una forma de anunciar la comisión de sus faltas y el franco reconocimiento de estas.

A partir de ese momento, una vez te reeducaste, todo se volvió cotidiano, simple y común. Durante los años no sé cuantas veces has vuelto "a hacerle caso al mono", quien vive en tu espalda y no lo has podido desmontar. Te reeducas y vuelves a caer en la misma mierda. La mayoría de los miembros de la Familia "te han soltado", entendiendo que tu caso no tiene remedio y tienen sus sobradas razones.

La cocaína, en sus diferentes facetas, de la cual has abusado bastante, lo cual públicamente vienes reconociendo como una forma de servir de ejemplo a muchos de cuán devastador es el vicio, sin embargo, continuas sin poder vencerla.

Esta droga, produce efectos devastadores a largo plazo, tal y como lo describe el historiador y periodista Tim Madge, en su libro "Polvo Blanco", cuando cita: "Hay quien sugiere que el consumo prolongado de cocaína hace que el consumidor se vuelva más sensible y que el nivel de la dosis letal para la persona se reduzca de manera impredecible". Es decir que, Papa Dios ha intervenido para que en alguna forma te conviertas en un éxito para tus hijas. No te has jodido por que El desea que le dejes saber al mundo que contra la voluntad de un hombre movido por Dios nadie puede. Que cuando el corazón arde ningún rio o caudal puede apagarlo.

En verdad no quisiera que te vayas de este mundo sin que inicies una verdadera relación personal con Dios, quien es el único que puede lograr que te mantengas en aguas tranquilas y de bien, ya que "lo esencial es no olvidarse de Dios y no intentar hacer de ti mismo la medida de todas las cosas", tal y como manifestara Juan Pablo II.

Bernardito, vivimos en una sociedad donde el pesimismo se encuentra estacionado a la orden de cada día. Si te fijas, de todas partes la gente "orina" trágicos presagios de noticias muy desagradables, las cuales poseen la intención de matar las entrañas de toda posibilidad de una renovada ilusión. Cada uno de nosotros, con su actuación y el debido coraje, siempre con la ayuda de Dios, puede crear un mundo nuevo bajo un orden radicalmente distinto.

Estas a tiempo de hacerles saber a muchos jóvenes de este país, lo profundo que es el abismo cuando te das un "100″ de cocaína o fumas crack, pero, también enseñarles tus garras y el tamaño de la voluntad de un hombre cuando decide cambiar su vida, reorientando su proa.

A estas alturas de la vida debo manifestarte que como "cabeza grande y dura al fin" continúo creyendo ti, por que vivir es cambiar y llegar a ser hombre equivale a haber cambiado muchas veces.

Nelson Mandela sabiamente dijo: "Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es quien no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo".

Con cariño, tu sobrino.