Señor

Dr. Abel Rodríguez del Orbe

A través de mi columna en Acento.com.do

Estimado Abelito:

He leído tu carta a Javier Cabreja, publicada en espacio pagado a página completa por lo menos en uno de los principales diarios del país, en la que pretendes darle lecciones de responsabilidad legal, y lamento mucho que un esfuerzo de intimidación de esa naturaleza salga de una persona como tú, aunque entiendo perfectamente que lo haces en tu rol de abogado de Félix Bautista y probablemente obedeciendo a una estrategia trazada con tu cliente, quien probablemente paga la publicación.

Pretendes darle lecciones de derecho a un economista a quien no conoces lo suficiente, pero como yo sí lo conozco te puedo señalar que él jamás pretendería darte lecciones de economía, pues la humildad que le caracteriza se lo impediría.

Para un ciudadano como Javier, si la Comisión Bilateral lo “invitó” o lo “citó”, es irrelevante.  También lo es para todos aquellos que no son abogados y no están obligados a manejar los términos con la exactitud del que ha elegido el estudio de las leyes como su profesión habitual. Cuando leía este argumento, y otros parecidos, me preguntaba si el dinero le sobraba a tu cliente como para pagar espacios pagados para divulgarlos. Parece que sí.

Ciertamente que es obligatorio asistir a las “invitaciones” de las comisiones del Congreso y que existe una pena establecida para los que no lo hacen.  ¿Sabes, Abel, por qué la gente reflexiona sobre si atiende una de estas invitaciones o no?  Porque los funcionarios públicos son los primeros que no las respetan.  Averigua, como lo he hecho yo, la cantidad de veces que comisiones del Congreso han citado a funcionarios públicos, sin que hayan sido atendidas. Y el Congreso no ha hecho nada.

Javier Cabreja tiene perfecto derecho a no creer en la Comisión Bicameral y a exponer, como lo ha hecho,  los argumentos en los que apoya su desconfianza. Puedes disentir, pero jamás coartar el derecho de Javier a expresar su opinión al respecto, que por cierto, comparte mucha gente. Y lamentablemente tu carta a Javier no busca expresar una forma de pensar diferente sino más bien amedrentar. Por suerte, conociendo a Javier, te puedo adelantar que esa parte de la estrategia de tu cliente no funcionará, ni con Javier ni con mucha gente pues gracias al esfuerzo de muchos, incluyendo el tuyo, desde el ajusticiamiento del tirano hemos avanzado en libertad de expresión.

La regla de que todo el que alega un hecho debe probarlo ha cambiado en torno al patrimonio de los funcionarios públicos y haces un uso incorrecto de la doctrina norteamericana de la real malicia. Como ciudadano a Javier le basta con saber que el patrimonio de Félix Bautista se ha incrementado  enormemente durante su paso por la función pública (lo que es un hecho comprobado y admitido por el propio Senador), para exigir, como ciudadano que paga impuestos, que se aclare la fortuna del Senador. Y no le corresponde a Javier llevar pruebas documentales que demuestren si tal fortuna fue bien o mal habida, pues la Constitución invirtió la carga de la prueba y le corresponde a los funcionarios, en este caso a Félix Bautista, aportar todas las pruebas sobre la forma en que hizo su fortuna, operación por operación, detalle a detalle.

En tu carta señalas las dudas que te asaltan cuando Javier menciona la inversión de la carga de la prueba antes aludida. Te preguntas: “¿No ha sido,  precisamente, el Senador Félix Bautista quien se ha puesto al servicio del Ministerio Público y quien ha solicitado de  manera amplia, la investigación que usted trata de desmeritar…?”. Ahora soy yo que pregunto: ¿Que el Ing. Bautista se ha puesto a disposición del ministerio público? ¿Llamas ponerse a disposición de la justicia toda la labor desplegada para que no se reabran las investigaciones? ¿A qué le teme el Ing. Bautista que impide que un nuevo Procurador General de la República, de su propio partido, reinicie las investigaciones?  ¿Nadie le ha informado al Ing. Bautista el daño que él mismo le hace a su reputación tomando acciones que solo persiguen impedir que se reabran las investigaciones?

Pero sé que te refieres a la solicitud del Ing.  Bautista de marzo de 2012 al DPCA para que se le investigue, que terminó en un auto de archivo “definitivo” expedido el 15 de agosto de 2012, un día antes del cambio de gobierno, en circunstancias que contribuyeron a crear esa percepción ciudadana de impunidad que existe, que ahora afecta a la propia Comisión Bicameral pues todos piensan que el Ing. Bautista solicitó su creación para  los mismos fines que convocó al DPCA.

Y la culpa de esta percepción no la tiene Javier Cabreja, sino la forma en que se realizan los trabajos de la Comisión. Se cita a las personas con mucha cortesía y de la misma manera se les trata, pero entonces ocurre que el investigado utiliza la mayor parte del tiempo para exponer a los “invitados” toda una serie de justificaciones sobre sus actuaciones. Y parece que esto ocurre cada vez que asiste alguien, por lo que los  miembros de la Comisión han debido tener la paciencia de escuchar muchas veces las mismas explicaciones, que no son dadas a ellos sino a los “invitados”. Otra pregunta, Abel: ¿invitados por quién? ¿Por la Comisión? ¿Por Félix Bautista?

En tu carta también te refieres a la declaración jurada del senador, y Balaguer redivivo te diría: “no toques esa tecla”.  Una persona que construyó tres torres  y tiene contratos en Haití por US$270 millones, de los cuales ya ha cubicado alrededor de US$160 millones, se da el lujo de que en su última declaración jurada de bienes  declara un patrimonio de RD$16.1 millones. Como te habrán contado, le recomendé al Ing. Bautista que hiciera una nueva declaración jurada de bienes, y sabes por qué, porque la última no refleja la realidad actual y no le ayuda en la tarea en que está embarcado, que más bien es la interposición de un recurso de apelación contra la sentencia dictada por el pueblo y reflejada en la percepción existente.

Tampoco creo que convenga a tu caso citar a la Sun Land y las obras involucradas en dicho contrato. La Suprema Corte de Justicia, a pesar de todo el esfuerzo por amordazarla, dijo que el contrato debió ser aprobado por el Congreso y no lo fue. Las obras que debieron terminarse con esos fondos, no lo fueron. El Estado firmó unos pagarés a título de garantía, que fueron colocados en el mercado financiero internacional a cambio de efectivo, que terminaron siendo pagados por el Estado, pero por arte de magia (“reingeniería jurídica” dijeron en su oportunidad), no fueron considerados deuda pública. Y ni siquiera estoy cuestionando a dónde fueron a parar esos fondos, que ascienden a US$118 millones.

Este es un caso profesional para ti Abel, y creo que tu cliente ganará el caso en la Comisión Bicameral y que logrará evitar que se reabran las investigaciones por parte del Ministerio Público,  pero ya perdió en primer grado el caso en la percepción ciudadana y su recurso de apelación no marcha bien. Creo que ha equivocado el camino al pretender que el Congreso sea el que decida, o en llevar el caso de la Sun Land a un tribunal de La Florida, o en amenazar con demandar a cualquier persona que divulgue opiniones que él pueda entender difamatorias o injuriosas. Está creando una ola que crece con cada actuación de esta naturaleza.

Con respecto a las conclusiones de la Comisión Bicameral, creo que el Senador Bautista pierde como quiera. Si el resultado no le favorece, pierde; si el resultado le favorece, pierde. Y  Javier no es el responsable de esta situación, sino el propio Ing. Bautista y  la forma poco transparente en que manejó la OISOE, en cuya página en internet era muy poca y muy pobre la información que se podía obtener. Ojalá esto sirva de ejemplo a otros funcionarios y entiendan lo importante que resulta la transparencia para la protección de sus reputaciones.

Como ves Abel, la estrategia no funciona. En cada ocasión en que se pretenda silenciar con la intimidación a una persona, muchas otras saldrán a expresar lo que se pretende callar.

Un abrazo.

Pancho