“En la política, por mucho que uno planifique las cosas, a menudo se ve arrastrado por los acontecimientos”. -Nelson Mandela-.
En la lucha por la conquista del territorio más importante en materia fáctica, sobre todo, en lo que refiere al sagrado oficio que sustentan las ideas que plantean la tesis del mando y la obediencia- ya existían en el Distrito Nacional, la intención marcada por la dirección del cabildo, de aquellos que no han podido establecer una relación político-social, sino, partiendo de su marcado interés por hacer notar la pericia en el temario que adorna el discurso político criollo anacrónico.
Todo parecía haberle salido a la perfección, hasta que el azar, en ocasiones terrible y a veces piadoso, puso en manos de Carolina, la tarea ineludible de representar los capitaleños. Y, continuar; el difícil trayecto que lleva a la construcción de una ciudad cercana y solidaria. Bases humanas de unas propuestas que procuran hacer de este proceso, más que una campaña electoral, una vía para el entendimiento entre las autoridades y los munícipes.
Llana, humilde y sencilla como es. Carolina, en un tiempo récord, ha podido establecer las diferencias existenciales entre la utilidad de las palabras y el tecnicismo envolvente de los que tienen poco que ofrecer. Decodificando la pesada terminología discursiva de los asuntos municipales, y haciéndola atractiva para evitar el desinterés en la gente que más sufre la escasez de políticas públicas concretas.
Sus ejes, responden efectivamente a la transversalidad de un conjunto de factores complejos, anclados entre sí, para dar sostenibilidad a un plan que tiene como elemento sustancial, la humanización de los servicios públicos. Sintetizados en conceptos tan básicos y esenciales como: descentralización, transparencia, ordenamiento territorial, servicios municipales oportunos y de calidad, seguridad ciudadana y la autenticidad narrativa con que lo expresa.
Cuatro pilares fundamentales proponen Carolina para hacer un gobierno local histórico, donde converjan esos elementos diferenciadores de una administración que ha sido buena y efectiva. “cercanía, orden, solidaridad e innovación”. Esto necesariamente, no le quita merito al hecho de ser la primera en dirigir la primada.
Apelo sinceramente a la profunda sensibilidad que adorna su proceder, la firmeza y el carácter que impregna a lo que se propone, a su liderazgo, su templanza, su capacidad gerencial y al amor que siente por los suyos para lograr en términos simples la realización de propuestas complejas en beneficio del Distrito Nacional.
Pareciera sencillo, para continuar fraseando a ese gran líder sudafricano, “pero su mensaje no ha perdido actualidad”. Y sé que saldrá airosa en las elecciones del próximo febrero. Tal como lo hizo al enfrentarse a antiguos compañeros por la Secretaría General de su partido, no obstante, la demagogia barata de sus adversarios. Porque “la virtud y la generosidad son recompensadas de un modo inescrutable”. Definición que salta a la vista cuando se trata de Carolina.
Ya habrá más tiempo para razonar sobre las virtudes humanas de un ser único y especial. Una mujer que ha sabido jugar un rol estelar en momentos específicos. Sin dejar de lado el potencial político y la capacidad para reducir a palabras llanas el embrollo que supone la articulación teórica de una propuesta de gobierno municipal. Pues al margen de todo ello, ha calado en la gente la exposición sencilla de sus propuestas complejas.