“. . .investigador, antropólogo, CARNAVALERO. . .”

Los carnavales son tradiciones profundamente arraigadas en la cultura dominicana. No es raro, por tanto, que las actividades, los participantes y las manifestaciones de estas fiestas populares reciban nombre o se hagan destacar con el uso de adjetivos.

En los diccionarios que se consultan de modo habitual no se ha encontrado la voz del título. En la época por la que se atraviesa en la actualidad no resulta extraño que algunas voces nuevas reclamen reconocimiento amparadas en una necesidad que surge o se afirma.

En nuestra América, y especialmente en las Antillas, existe inclinación a formar nuevas palabras con el auxilio de la terminación -ero. Esta terminación es de larga data en español, procede de una conocida ya en latín -arius. “Se añade a sustantivos para formar derivados nominales, sustantivos y adjetivos que generalmente se sustantivan”. Innovaciones sufijales en el español centroamericano (1987:13). En esa obra se expresa que los adjetivos denotan afición del agente.

En el caso específico de la cita, porque la voz carnavalero está precedida de una coma /, /, se piensa que no se integra con la palabra que la precede inmediatamente; por tanto, funciona la voz en cuestión en tanto “aficionado a, promotor de, asistente de, organizador de” carnavales.

Basta con pensar en voces corrientes en el habla de los dominicanos, por ejemplo, “quinielero, billetero, bueyero, cañero” y muchas otras para entender la producción.

En un país con una época de carnavales catalogada en la categoría de atracción general, con variedad en sus manifestaciones y celebrada en todo el territorio dominicano, es natural que se haga sentir la necesidad de llamar o de reconocer las cualidades de las personas o denominarlas, cuando estas muestran interés, inclinación, o afición por los carnavales.

A manera de conclusión se piensa que la voz del título, carnavalero, por su formación y por la intención de significado que representa merece que se le haga un espacio en el español; por lo menos en el español dominicano.

SALONAR

Hay que mantener los oídos bien pendientes para detectar las nuevas voces que entran en el español dominicano. Muchas de estas voces son de vida efímera; otras tienen mejor fortuna y logran permanecer en el reservorio de los hablantes.

La voz del título tiene ya otras de la misma familia que han logrado integrarse al español de los dominicanos por medio de su permanencia y uso constante. Entre esas palabras puede contarse el verbo salonear, el sustantivo salonazo, así como los nombres salonero, a.

El verbo salonear es ir o estar en el salón de belleza, peluquería para damas. Es un verbo que las mujeres dominicanas saben conjugar con asiduidad en todo el territorio dominicano. Hay que tomar este comentario de modo positivo, pues con eso se resalta el cuidado que las dominicanas ponen en su apariencia.

Lo que ha llamado la atención con respecto al verbo salonar, es que a pesar de que se ha formado sobre la palabra salón, no se refiere al de belleza, sino al salón de baile. Es algo sabido que en República Dominicana se consideró el “salón de baile” aquel que frecuentaba la sociedad, por oposición a los sitios de bailar de baja categoría. De allí que se hablara de un “baile de salón”.

En publicaciones especializadas se ha escrito acerca de la diferencia que existe entre el merengue de salón y el otro que puede ser el original a ritmo de güira, acordeón y tambora. Salonar es entonces hacer de un ritmo, por ejemplo, merengue, una pieza musical tocada por una orquesta o conjunto musical más numeroso que el trío, en el que participan instrumentos “de viento”. Con el verbo salonar se expresaba la acción de convertir un simple merengue en un ritmo apropiado para bailar en un salón de baile de las personas de primera clase.

CHAQUETERO/A

“En el lugar ocuparon. . .una radio de comunicación, una CHAQUETERA y varios celulares. . .”

El vocablo chaquetero/a es interesante desde varios puntos de vista. Posee varias significaciones que varían de acuerdo con el país y las circunstancias. Algunas significaciones, como se verá, pueden ser ofensivas, al tiempo que otras son de práctica constante.

El chaquetero más conocido es el que cambia de partido. En esa dirección se orienta el otro chaquetero que es el adulador. Sin ir más lejos de allí se sitúa el tercer chaquetero que es el servil.

El chaquetero de dudosa reputación es el que se masturba, que es una acepción reconocida en por lo menos cuatro países de América Central.

Por medio del contexto puede presumirse que la chaquetera a que se refiere la frase transcrita es una formación americana de un objeto o accesorio que sirve para guardar o preservar chaquetas. La chaqueta que se encuentra en el origen de esta chaquetera es la conocida en el español internacional que corresponde al “saco” de muchos países americanos y que en algunos países recibe el nombre de “americana”.

Algunas personas puede que hayan visto unas fundas grandes con una cremallera (zíper) incorporado, con suficiente espacio en su interior para guardar o transportar varios “sacos” o trajes de vestir; esta funda tiene un orificio en su parte superior que permite que pase a través de este el gancho que sirve para colgarla con la mencionada vestimenta dentro.

En resumen, la chaquetera se piensa que es un accesorio que sirve para guardar o transportar chaquetas sin que estas se arruguen, ensucien o estropeen.

  OSTENTAR – SUSTENTAR

“. . .es la primera dominicana en SUSTENTAR este puesto. . .”

Estos dos verbos del título son muy diferentes uno de otro. La primera idea que transmite el verbo utilizado en la frase -sustentar- es que la dominicana sostiene o aguanta el puesto. Este sostener vale para expresar sujetar o mantener una cosa firme.

Al revisar los genes del verbo sustentar su formación hace pensar en lo que se escribió más arriba, en sostener arriba, sus y tenere, que lleva la idea de estar debajo de una cosa para evitar que esta caiga.

Se piensa que el verbo que comunica la idea cierta es el verbo ostentar y por eso figura en el título. El verbo ostentar posee varias acepciones. Entre ellas “mostrar, exhibir”. En el caso de la cita ostentar funciona como sinónimo de detentar, en el sentido de poseer una cosa que otorga un determinado derecho, valor o poder.

Basta con recordar el vocablo ostensible que pertenece a la misma familia de ostentar, es decir, derivado de ostentare que significa que puede mostrarse, exhibirse, notarse.

No se piensa que sea tan difícil discriminar el uso de estos dos verbos; sobre todo diferenciarlos y emplearlos de manera adecuada a los casos, situaciones y circunstancias.04