Exequias para despedir con respeto y homenaje a nuestros muertos, los   que en vida    han sobresalido por sus obras.

Rituales funerarios que se refieren  al acomodamiento de nuestras creencias religiosas, o al contrario.

De los  muertos  nos vienen los mitos de todas las formas de civilización que conocemos.

A propósito de la muerte  de  Carlos Dobal.

A muchos les  da por mencionar todos los títulos que al personaje   le fueron tan caros. Todos esos  reconocimientos y nombramientos que nos hacen olvidar su  valor humano.

De los merecimientos de Carlos Dobal, habrá  que   hablar. El autor de este escrito fue un protegido de  sus conocimientos, de su necesidad de hacer el bien y de su  humanidad excepcional.  Aquí  dejamos constancia.

Su cadáver fue expuesto en la capilla de la Universidad  Madre y Maestra. En la homilía, durante   la misa de cuerpo presente se   rindió  honores al viejo profesor.

Preceptos  en los   ceremoniales funerarios de la  iglesia católica. Ignoramos    si la homilía consistió en el tradicional discurso que corresponde  a la oración fúnebre que se acostumbra en presencia del cadáver,  o si fue  el sermón que por tradición o institución  es  previo a la comunión.

En los tiempos paganos del imperio romano fue  común el uso del panegírico, inclusive el  destinado a los vivos. Es una costumbre que subsiste en nuestra sociedad.

Prototipo de pieza oratoria  que comprende partes  que no es posible relegar, como es la exaltación.

En el caso del personaje que nos ocupa, todos sabemos  de su  obra. También de su actitud sobria, adusta, alerta y respetuoso de las circunstancias académicas.

Carlos Dobal  fue asi,  quizás hasta la exageración.

En  aquella  misa de cuerpo presente en el recinto de la Universidad,  el  cadáver permaneció expuesto entre cirios,  con  su toga  sobre el ataúd.

Hombre de la ciudad que le  toco para  proseguir la segunda  mitad de su vida. Por  un encuentro entre el destino y su voluntad, se radico  en   los años sesenta en   Santiago, ciudad  en la que su abuelo medico  había  ejercido su profesion.

Al decir del mismo Carlos Dobal,  fue su abuelo  quien   embalsamo  el cuerpo de aquel  presidente dominicano  eliminado  en Moca y llevado su cadáver a Santiago. El  presidente Heureaux esta enterrado delante del presbiterio de la catedral de Santiago.