En la actualidad las familias enfrentan diversas demandas y problemáticas que involucran a cada uno de los miembros. Son muchas las amenazas a las cuales deben enfrentarse hoy en día las familias, pues vivimos en una sociedad de exigencias en lo laboral, social y personal.

Las presiones económicas empujan a ambos padres a suplir las necesidades económicas, por lo que regularmente hoy en día nuestros hijos se encuentran solos o en compañía de un cuidador la mayor parte del tiempo. Es en este contexto que nuestros hijos van acumulando deficiencias y carencias afectivas.

Es muy frecuente recibir en consulta adolescentes y jóvenes que refieren sentirse solos, aun cuando viven bajo el mismo techo con sus padres. Cuando se comienza a hacer la exploración de las rutinas diarias de los padres se hace evidente cual es la realidad de la dinámica familiar: son huéspedes de paso en un hotel, donde sólo convergen para dormir.

¿Acaso cree algún padre o madre que con suplir las necesidades materiales de sus hijos está cumpliendo con su rol adecuadamente? Muchas veces se cae en esa trampa mental para silenciar las voces que sirven de alerta ante la disfuncionalidad que se está presentando.

Cuando un niño crece en un contexto familiar donde no suplieron sus necesidades de afecto,esto se hace evidente en su comportamiento. Pueden tornarse de una personalidad insegura, manifestar rebeldía, tener patrones rígidos de comportamiento, manifestar resentimiento social, falta de empatía, dificultades en la comunicación. También puedenllegar aconsumir sustancias ilegales, tornarse ávidos consumidores de alcohol y ser promiscuos en su vida sexual.

Entiendo que la necesidad de producción nos está robando lo esencial. Nuestros hijos necesitan afecto, cuidado, atención y amor. Nada de lo que podamos ofrecerles compensará el afecto que sólo podremos brindarle estando presentes.

Los hijos necesitan de sus padres al momento de hacer las tareas, en alguna presentación importante en su escuela o colegio, presencia en los partidos o deportes que ellos practiquen, en las horas de comidas, en las noches antes de dormir para recibir un saludo de buenas noches.

Todas estas son oportunidades donde podemos manifestar el afecto a través de un abrazo, una palmada, una expresión verbal de afirmación y confirmación. Todos los niños necesitan de esa vitamina vital para sus vidas que influirá en la conformación de una estructura de personalidad sana.

Ahora bien, aunque nuestras demandas laborales sean exigentes, entiendo que si reconocemos y ponemos en su justo lugar cada área de nuestras vidas empezaremos a buscar el equilibrio y balance, siempre y cuando las condiciones así nos lo permitan, pues sabemos que no todas las personas disfrutan de horarios laborales flexibles donde puedan tener una presencia más activa en la vida de sus hijos.

Pero ¿Y aquellos que no tienen excusas? Es importante que sepan que es de su absoluta responsabilidad proveer a sus hijos del afecto y cuidado que necesitan.

Si en su familia de origen no recibió afecto y por tanto está repitiendo el patrón es necesario que busque ayuda. Haga los ajustes necesarios para poder brindarle el más valioso regalo, su presencia.

Si piensa mejor las cosas es posible que llegue a la conclusión de que haciendo los correctivos de lugar a tiempo evitaría que su hijo o hija termine en una condición de vida deplorable, donde muy posiblemente recurra al suicidio como alternativa de solución ante sus vacíos por la carencia del afecto.

La invitación es que como padres y madres entendamos el rol que nos corresponde jugar y que promovamos un ambiente familiar donde el afecto y las manifestaciones de cariño sean acciones diarias que poco a poco llenen la vasija de la tan apreciada autoestima.

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