“Llegar a su apogeo. Estudiantes de toda Italia se aglomeran en masa para oír su cátedra de Bolonia. De noche, Carducci hacía peña en la librería Zamichelli, y bebe vino tinto. No había aniversario histórico o literario sin un discurso solemne del poeta cuya presencia se disputaban todas las grandes ciudades italianas”. (Max Henríquez Ureña: Obra y Apuntes XI, op. cit., p. 79)
Marcado por el segundo romanticismo, GiosuéCarducci asumió una poética romántico-liberal, intimista y realista al mismo tiempo. La masiva admiración del poeta se sentía en su cátedra de Bolonia y otras apariciones públicas como poeta y como político. De ahí la importancia de Carducci en el Risorgimento y los puntos épicos y líricos en el marco de renovación de la Nueva Italia.
MHU parafrasea y cita a Crémieux para argumentar su doxa crítica sobre Carducci:
“Dice Cremieux: No se trata ya de estética: es la tercera Italia que adquiere conciencia de su pasado y de su porvenir al oír a Carducci. Conjunción acaso única en los tiempos modernos, de un pueblo con su poeta. “A ese pueblo que acaba de obtener su independencia gracias a la habilidad de algunos hombres de Estado y al heroísmo de una minoría, y más por la diplomacia que por las armas, Carducci le regala todos los rasgos de audacia y bravura del pasado, y da la sensación poética de que él mismo ha querido y merecido su liberación. Da a esa nación recién nacida la confianza en sí misma al transfigurar su historia de ayer, eslaborándola a su gran pasado, y proclamándola heredera de Roma”. (Vid. p. 79)
El contexto de una poética acentuada por un romanticismo que había entrado en el nuevo espacio moderno, luego de la crisis que dio paso al Risorgimiento, la obra poética y en prosa de Carducci se enriqueció llegando a una expresión moderna, encuentro de intimismo con épica nacional, lirismo “verista” y naturalismo. Pasado y presente fueron tiempos interiores en la obra de Carducci.
Según piensa MHU:
“No hay que buscar en Carducci ni poesía cósmica ni lirismo personal. La angustia del destino humano, el sentido de la vida, los grandes impulsos, los tormentos del amor o de la soledad, todo eso falta en su obra. El hombre social, la evolución de la humanidad, la poesía de las edades conminada por la Némesis de la historia, he ahí la materia y el objeto de su canto, el tema y el conflicto del drama humano. Némesis es para él la justicia inmanente, que castiga las faltas del hombre contra la Razón y el Bien: ese es el centro de la ideología carducciana”. (Ibídem.)
Ideología carducciana. Lo que le falta a Carducci en esta etapa, y en su propia poética según Max, es lo que G. Petronio encuentra más pronunciado en lo que él llama “el poeta íntimo”, el “otro Carducci”:
“Había también otro Carducci. El que hallamos en los primeros experimentos de las Rime nuove (un libro publicado en 1887), en Rime e ritmi (de 1898), y, en parte en las Odi barbare (1877-88). Es el Carducci íntimo, el de los efectos hogareños, el de las melancolías y el desaliento: el dolor desgarrado por la muerte de su hijito Dante y el llanto eterno de los hombres ante el milagro de la primavera que, sin embargo, no hace revivir a nuestros muertos (Piantoantico [Llanto antiguo]; los tumultuosos sentimientos que despierta en él un viaje a la Maremma, con los recuerdos que evoca, con el contraste entre el ayer y el hoy, con su paisaje sobrio y triste…” (Vid. Giuseppe Petronio: Historia de la literatura italiana, Ed. Cátedra, Madrid, 1990, p. 763)
Como personalidad literaria epocal, Carducci levantó opiniones muchas veces contradictorias sobre su obra. Como poeta, político y hombre de Estado, Carducci tuvo seguidores y detractores, aun después de alcanzar el Premio Nobel en 1906. Pero, en este sentido, el juicio de Max, sobre Carducci es completado por la historia literaria de la segunda mitad del siglo XX.
“Ya el libro de las Rime nuove –prosigue diciendo G. Petronio-, recoge, pues, una temática amplia y no siempre homogénea: pero confiere unidad al volumen del ánimo de Carducci donde esos sentimientos dispares o incluso contrastantes coexisten simultáneamente: la aspiración a la Grecia mítica, la añoranza de la Maremma y de su propia juventud, el sueño de una edad fuerte y viril, eran todos mitos poéticos de los que se servía para expresar su disgusto de la vida, su agria intolerancia por el presente mezquino y “burgués”, su huida en mitos cada vez más nebulosos, a medida que él se integraba en la realidad del nuevo Estado italiano y atenuaba sus entusiasmos y sus iras, y ya no polemizaba más que de este modo, evadiéndose en el sueño y en el arte”. (Ibídem.)
La poética del poema en Carducci aspira a comprender los contrastes íntimos y externos del sujeto en la época y en creación literaria. Lo que han planteado Petronio y MHU a propósito de la obra escrita por Carducci, es la contradicción de la vida en el sujeto romántico del primer romanticismo y el sujeto romántico-liberal del segundo romanticismo.
Los temas desarrollados por el poeta y prosista italiano, cobraron valor en la medida que en él se hacen observables mundos de finales de siglo XX y los mundos de comienzos del siglo XXI.
La hipótesis planteada por Max, a propósito de la poética y la estética del Carducci maduro, parece no estar respaldada por algunos críticos e historiadores italianos de la primera mitad del siglo XX:
“Más allá de la emancipación del espíritu humano por la paz y la libertad, más allá del culto del trabajo, del triunfo de una civilización ennoblecida por el culto a los ancestros y de los héroes y por el amor de la gloria, su poesía no encuentra más asuntos. Y ocurre que, si su poesía vibra solamente al unísono con su pueblo, el poeta resulta importante para llevar esa emoción a quien no sea italiano”. (Ibídem. Op. cit.)
La explicación de nuestro historiador plantea observar con cierto grado de prudencia los juicios que han surgido en torno a la obra de Carducci como poética y estética romántico-liberales. MHU entiende que “… si surgen nuevas aspiraciones nacionales, si caducan aquellas que él cantó, es fácil explicarse que su prestigio decayera con el tiempo. Su entusiasmo histórico no encontró eco en el andar del tiempo”. (Ibídem. pp. 79-80)
Aparte de la panorámica de contexto que presenta Max, y los aspectos críticos sobre la obra de Carducci que muestra su consideración histórica, encontramos una interpretación comparativa de su obra divulgada en Italia y fuera de Italia:
“Hay, desde luego, otro Carducci, no sólo el de unas cuantas composiciones intimistas, algunas recitadas en las escuelas (como la buena mamá Lucía que contaba cuentos, o el idilio de la región donde transcurrió su infancia, evocación de la niña que lo acompañaba en sus juegos): sino el Carducci animador de la cultura nacional humanista”. (Ibídem. p. 80)
Max destaca y a la vez acentúa el juicio axiológico particular y general sobre su obra:
“Escribió sobre todos los escritores de valía, fue historiador y crítico. También es valioso el Carducci de las prosas menores, el de los tres volúmenes de Confesiones y batallas y de Cenizas y chispas, el actor transformado en testigo, a veces familiar en el tono, a veces épico, del Risorgimento y de los primero años de la juventud italiana… el estilo de Carducci es seco, vibrante, truculento, pues en sus prosas renuncia a la expresión arcaica y sostenida de sus poemas”. (Ibíd. loc. cit.)
Luego de ofrecer juicios sobre los discípulos de Carducci, “reclutados entre estudiantes y amigos”, Max presenta, como de costumbre datos sobre obras, tipologías de géneros, estilo, verso, rima, tonos sobre su poesía, títulos importantes donde intenta mostrar los diversos ejes de la obra de Carducci, en una línea cronológica que permite ubicar y evocar temporalmente su poesía (Odas bárbaras (1877), Nuevas Odas bárbaras (1883) y Las terceras Odas bárbaras (1889), Yambos y épodos (1882), entre otras obras poéticas y en prosa.
Max, destaca un discipulado de importancia intelectual entre poetas y profesores como: Giovanni Pascoli, Severino Ferrari, Giovanni Marradi, Guido Mazzoni y otros. El marco de influencia se hace visible en la poesía patriótica y de tipo nacional que prosperó en las huellas del romanticismo a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.