Bolero del esquizo de Adrián Javier es el psicoanálisis poético y sublime del sujeto simbólico, mediante el cual la voz poética y aural se reproduce como voz unificada y semantizada por el orden vocal y polivocal de un texto seminal, que plantea soluciones expresivas con respecto a la nueva experimentación textual de lo poético y sus crisis o aperturas ultramodernas de lenguaje.

Llegado este momento es importante destacar cómo el trayecto del poeta se ha querido excluir en parte por aquella tendencia de entender el núcleo generacional como un estado o núcleo dominante de un grupo promocional sobre otro. Secuestrado el concepto de generación poética o literaria en la República Dominicana por los mismos grupos, líderes y “figuras” promocionales que por lo general, se debaten desde, y, mediante un pseudo-liderazgo arribista, no ha habido manera hasta hoy de propiciar un diálogo serio sobre la producción poético-textual en el país, debido también a la ausencia de estudios orientados en tal sentido.

El hecho de que no existan muchos estudios inmanentes y contextualizados, afinados y particularizados sobre poetas de los 70, los 80 y los 90, ha invalidado un poco y a la vez debilitado las posibilidades de trabajo sobre el fenómeno poético dominicano de los últimos 20 años. Máxime si a cada cierto tiempo aparecen publicadas, dentro y fuera del país, antologías aparatosas y a la vez “disparatosas”, armadas por supuestos escritores sin ningún criterio diasincrónico de calidad, pero sobre todo, sin ninguna autoridad epistemológica en el dominio de los estudios literarios, ni en cuidado de edición.

Al no conformarse una doxa crítica respaldada por buenas travesías de ensayo y crítica en torno a los diversos grados de poeticidad, registros verbales estetizados en obras específicas de creación poético-verbal, dicha situación nos conduce a una reflexión distanciada, des-integrada y des-identificada en el plano interno del fenómeno denominado poesía dominicana de los últimos diez o quince años del siglo XX y en los últimos trece años del siglo XXI.

Es alrededor de este fenómeno donde surge, brota como diferencia la obra poética de Adrián Javier. Pero es en este contexto de contradicciones y atribuciones donde aparecen los calcos de sus obras Escribir en Femenino, Idioma de las Furias, Bolero del esquizo y Erótica de lo Invisible, entre otras. La presentificación de la etapa confluyente de su obra, con los poemarios Lo terrible adentro, Caballo de Bar, El bosque enfrentado y Morir sin conocer la nieve, constituyen un reto de lectura para la crítica literaria de nuestros días.

La aventura del poeta se hace legible desde un cuerpo textual que remueve la significancia y con ella todos los universos de lectura, pronunciables desde una intensidad creadora del poema. En el caso de su propia estancia imaginaria, los desplazamientos poético-verbales cobran su valor como campo interpretativo y comprensivo de un sujeto, “humanizado”, a partir de una ontología seminal que conduce a cardinales propias del sentido poético y visional. (Vid. Bolero…. pp. 114-121, y passim.)

La impresión de lectura de esta conjunción poética, esto es, la de cardinales visibles del bolero, orienta un pronunciamiento nivelar del trazado que, desde su mediación poética en progreso y en retroceso, presenta una “fábrica” de subjetividades, motivadas por los lugares posibles del cuerpo, la palabra y el trauma como hilos recursivos de lo poético, propiciados como síntoma, memoria laberíntica del poema-sentido que entroniza un producto verbal que contiene significados en el aura creadora, como articulación del poema y su valor significante.