Hasta hace solo unas décadas, la actividad económica no tomaba en cuenta las repercusiones de sus acciones sobre el medio natural.  No obstante, la evidencia llevó a reconocer que el crecimiento económico conlleva deterioro de la naturaleza y una inexorable pérdida de sus recursos.  Dado que estos efectos también limitan las posibilidades de acumulación, ha sido necesario hacer ajustes al modelo económico para mejorar la cuestionada imagen de muchas empresas debido a sus impactos sociales y ambientales.

Estas variaciones buscan afrontar las necesidades del proceso de expansión del capital integrando la naturaleza en el mercado dando así nuevos fundamentos para mantener el paradigma del crecimiento económico que se encuentra en crisis debido a la incapacidad de responder a los problemas generados por la necesidad de:

–        garantizar una mayor cantidad de recursos naturales y servicios ambientales para la reproducción del capital;

–        apaciguar la creciente protesta social y resistencia ligadas a las luchas por el agua, la soberanía alimentaria, la diversidad y la defensa del territorio.

Las consideraciones ambientales en la economía y los procesos de producción se han dado a conocer como economía verde; un enfoque que plantea un modelo global que oriente las inversiones preferentemente hacia las áreas de energía renovable, arquitectura bioclimática, sistemas de transporte y producción agrícola mejorada, con el objetivo de conseguir un sistema económico sostenible y lograr la equidad intergeneracional; el mejor ejemplo de esto sería el Pacto Verde Mundial promovido por el PNUMA en 2008.

La economía verde Es una novedosa iniciativa que orienta los marcos político y económico e incluye riesgos ambientales en la planificación por lo que algunos medios, empresas y gobiernos lo presentan como positivo para el medio ambiente y para la mitigación de los efectos del cambio climático.

Aunque todo esto suena bien, el problema es que este marco conceptual, no ataca las causas estructurales que han generado las crisis que actualmente nos azota.  Por el contrario la creación de nuevos mercados como los de agrocombustibles, de emisiones de CO2, o el de plantaciones forestales REDD, han legitimado ante la opinión pública, megaproyectos e inversiones de empresas multinacionales con el argumento de que son positivos para el medio ambiente.

Esto ocurre porque existe una corriente de pensamiento muy arraigada que percibe el medio ambiente como un lujo y sigue viendo al mercado, como el principal medio para responder a la crisis ambiental, creando nuevos espacios de negocios verdes y limpios, para permitir la reproducción del capital y una salida a la crisis económica y energética. "Sin embargo, el lujo que no podemos permitirnos es el de no pensar en el medio ambiente".

La integración de la naturaleza en el mercado mientras se mantiene el modelo extractivo con sus profundos impactos sociales y ambientales, es un ajuste conocido como capitalismo verde y en el fondo, no busca otra cosa que profundizar el modelo de concentración de las riquezas y la mercantilización de todos los aspectos de la vida con un discurso ambiental y de desarrollo sostenible sin alterar las relaciones sociales y de producción del sistema capitalista.

Mantener el modelo basado en el crecimiento continuo e indefinido es imposible en un mundo con recursos limitados. Hace poco, Janez Potocnik, comisario de Medio Ambiente de la Unión Europea, señaló en su discurso de agradecimiento del premio "Campeones de la Tierra" de la ONU, que "una política económica sin una verdadera integración de la política ambiental es una ilusión a corto plazo" y que no hay "alternativa razonable a la economía de la sostenibilidad".

Avanzamos hacia el futuro lastrados por una carga financiera sin paralelo, la coyuntura de estas crisis nos obliga a reinventar una economía basada en los recursos que  considere los flujos de materia y energía así como los ciclos naturales. La paz y el progreso de la humanidad no se edificarán sobre estómagos vacíos ni sobre la miseria humana.

Bibliografía:

Ayala M. y Tenthoff M. (2012) El capitalismo verde: otra cara del mismo modelo. Censat Agua Viva-Isvara Foundation. Colombia

Bolpress (2 de noviembre de 2012) Avanza el capitalismo verde en la XI Conferencia de Diversidad Biológica Recuperado el 25 de septiembre de 2013 de http://www.especieenpeligro.net/index.php/capitalismo-verde

Bourlag N. E. (2008) El futuro de los alimentos. En Una mirada a nuestro mundo, 50 años en el futuro, editado por Wallace M. (p 78) Nelson Group Inc. Nashville, Tennesse, USA.

Fernández Muerz A. (26 de septiembre de 2013) Como salir de la crisis con el medio ambiente. Consumer Eroski. Recuperado el 5 de octubre de 2013http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/urbano/2013/09/26/218192.php

García Cartagena C. (13 de abril de 2013) Los costos ambientales. Recuperado el 30 de septiembre de 2013 de http://buen-ambiente.blogspot.com/2013/04/los-costos-ambientales.html

Rodríguez Panquera D. (abril de 2011) El capitalismo verde. Una mirada a la estrategia del BID en cambio climático. Censat agua Viva-Amigos de la Tierra Internacional. Bogotá, Colombia.