Usualmente, los nuevos gobiernos cuentan con el beneficio de un compás de espera otorgado por el pueblo. Al encontrarse expectantes, los reclamos y críticas son menos radicales y más conciliadores. Algunas de estas actitudes obedecen a la racionalidad de poder evaluar las acciones del gobierno, sin que este tenga que gastar energías en defenderse. Otros flexibilizan sus posiciones porque no quisieran que le endilgaran parcial responsabilidad, e inconsecuencia ante un incipiente gobierno.

Sea cual fuera la motivación, lo cierto es que este tiempo de respiro, en el que la ciudadanía observa con esperanza las ejecutorias del gobierno de turno, se convierte en un capital político para el mismo. La llamada “luna de miel” del gobierno se traduce en posibilidades de accionar con poca o ninguna resistencia. Desde una perspectiva pragmática, una vez se tiene dicho capital político, los gobiernos deben decidir cómo invertirlo.

En el caso del Presidente Medina, desde la fundación de su gobierno, el capital político disponible fue menor del que dispusieron sus predecesores; en gran parte por haber decidido mantener la paz interna en el PLD y pactar a través de la designación de cerca del 70% de su gabinete con funcionarios de la administración anterior. Al ser esta la primera medida adoptada, la esperanza de cambios que había cifrado el pueblo sufrió un duro golpe y, como consecuencia, este ha decidido ser menos tolerante a las decisiones del Ejecutivo.

Aunque sea reducido, el gobierno cuenta con cierto capital político,el cual ha mantenido a pesar del pacto interno antes referido y gracias, en parte, a algunas acciones del Ministerio Público. Además, es importante señalar que como esfuerzo por mantener dicho capital político, el gobierno inició las conversaciones con el Consejo Económico y Social (CES) respecto a la propuesta de reforma fiscal.

La mejor demostración de que las conversaciones con el CES fueron un esfuerzo por mantener el capital político del gobierno, es el hecho de que este mismo admitió que la propuesta de reforma sería introducida al congreso sin antes lograr un acuerdo sobre la misma.

Es evidente que el gobierno decidió invertir su capital político en aumentar los impuestos. Era de preverse, pues si el día de su inauguración sacrificó parte importante de dicho capital al confirmar y repetir funcionarios, lo pragmático de su parte sería obtener lo que dichas ratificaciones le compraron: el apoyo de todos los legisladores del PLD en el aumento impositivo, capitalizando al gobierno para tener movilidad en el 2013 y, en ese momento, tratar de recuperar el capital político perdido.Sin embargo, es probable que, para entonces sea ya muy tarde para pedir más paciencia y comprensión al pueblo.