Cuando Theodore Schult acuñó el concepto de Capital Humano, nos estaba hablando de la suma de conocimientos, habilidades, experiencias y competencias de las personas. El Capital Humano se fragua en una intensa actividad social, que se crea y recrea a través de la educación formal: Escuela, Universidad e incluso en el Mercado de trabajo, en la cristalización de la formación y la experiencia.

El Capital Humano constituye el eje principal para la competitividad y para propiciar salarios que generen mayor calidad de vida y bienestar. Asumir la comprensión de la importancia del Capital Humano viabilizaría una verdadera revolución social en nuestra sociedad, ya que se convertiría en un círculo virtuoso para la prosperidad material, social, cultural y emocional de la Nación Dominicana.

Lo que ocurre es que la elite política y empresarial no han internalizado esta necesaria visión del Capital humano. Se encuentran en lo que Peter Drucker dijo una vez, con respecto a la importancia del capital humano "Hoy en día todas las organizaciones dicen eso de que las personas son nuestro principal activo. Pero son pocas las que practican lo que predican y menos aún las que lo creen de verdad".

El éxito de toda organización, de toda sociedad, está mediado por el rol estratégico del Capital Humano, pues éste utiliza todo el ingenio, creatividad, iniciativa, innovación, emprendurismo de que es capaz el ser humano. Como factor de Producción nodal en la sociedad del conocimiento, en la economía del conocimiento, encontramos el Cerebro que se expresa a través de los recursos mentales de cada uno de nosotros, para aportar con más talento al empleo en las empresas y en la sociedad.

La educación se convierte para el Capital Humano, lo que es un excelente fertilizante para el desarrollo de las plantas. A más educación, mayores rendimientos de la inversión y por ende, más y mejor competitividad, más y mejores salarios. A más y mejor Capital Humano, mayores oportunidades de empleos y más ingresos para la fuerza de trabajo.

El Capital Humano se mide a través de tres importantes enfoques que nos permiten diseñar de manera objetiva, indicadores y variables que nos pautan para construir con más facilidad modelos con evidencias empíricas que nos ayudan a comparar. Esos tres enfoques son:

Nivel de estudio de la población adulta: Que comprende el número promedio de años de educación formal completada. Proporción de adultos que han completado cada ciclo educativo.Evaluación de las habilidades de la población adulta.Evaluación del Capital Humano vía salarios.

Según el Observatorio del Mercado Laboral Dominicano (Omlad) del Ministerio de Trabajo, la distribución de la población ocupada por nivel educativo fue: En el 2005, la población Primaria era de 47% y la Universitaria de 42%. La Secundaria era apenas un 33%. Para el 2009, la Primaria era de 23% y la Universitaria de 26%.

El promedio de escolaridad es de sexto grado y tenemos un 11% de analfabetismo de los cuales 7% se encuentran laborando en el mercado laboral dominicano. En cambio, en Noruega es de 14 años promedio. En Alemania, 13.5%. En Estados Unidos, 13; en Chile, 12%; en Costa Rica 11%; en México, 10. En Singapur, la fuerza laboral universitaria es de 80% y, el promedio escolar de la población entre 25 y 64 años es de 15. Un problema   del Capital  Humano con respecto a la educación formal, son el número  de años; empero,  lo más relevante  es qué se sabe hacer con los años de educación  que se tienen.

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El Capital Humano consiste en personas hábiles e instruidas. Es en síntesis, la suma de capacidad, comportamiento y esfuerzo. Es la habilidad, más el conocimiento, más la destreza y el talento, más comportamiento, por el necesario esfuerzo y el tiempo. El corolario esencial del Capital Humano es el compromiso y la dedicación.

Por eso nuestra economía a pesar de los logros macroeconómicos, no logra encauzar el escalón, la escalera de la productividad y la innovación. Dicho de otra manera, si bien es necesario el crecimiento económico, estos no se han cimentado en hacer más productivo e innovador a nuestro Capital Humano. De ahí es que tenemos el 86% de los asalariados de la economía formal que reciben menos de $25,000.00 y un 56% con salarios menores a los $10,000.00.

Para hacer nuestra economía más productiva, más competitiva, más innovadora y en consecuencia con una fuerza laboral más creativa, con mayor grado de empleabilidad, se requiere más inversión en el Capital Humano. Ello nos llevará a recorrer de manera exitosa la hermosa frase de Milton, en el Paraíso Perdido, cuando dijo "La mente es su propio lugar y en si misma puede hacer un cielo del infierno o un infierno del cielo". ¡Por eso, Capital Humano, salario y competitividad han de convertirse en la necesaria Agenda Nacional!