El caos y la corrupción excesiva en la frontera, es una problema medular para el porvenir y el futuro de la República Dominicana, el abordaje es complejo e integra innumerables aspectos para su comprensión, su tratamiento no debe cruzar por los sesgos ideológicos o por prejuicio de cualquier índole o naturaleza.
El caos en la frontera terrestre Dominico-Haitiana, una línea divisoria porosa con 97 planos, 313 pirámides, 392 kilómetros de longitud, 4 “puntos de control” Dajabón-Ounaminthe, Elías Piña-Belladere; Jimaní-Malpasse, Pedernales- Anse a Pitre, donde se desarrollan actividades y relacionan ambos pueblos, en ocasiones con altos niveles de conflictividad, ilegalidades, corrupción, contrabando, narcotráfico, no obstante, la integración de los 23 destacamentos y 53 puestos de control.
La historia de las relaciones fronterizas cruce por el abuso de poder y los ilícitos, además de tensiones, ausencia de efectivos mecanismos de control, situación que históricamente genera tiranteces, desacuerdos y conflictos, al tiempo que confronta el poder nacional en el orden político, económico, militar y social.
Esta situación de caos y corrupción se agrava cuando se encuentra de frente a las amenazas de un Estado fallido como lo es Haití, que se encuentra imposibilitado de garantizar los servicios básicos de su población, pérdida del control de su territorio, debilidades en relación a la autoridad legítima, no garantiza la seguridad interna y, por ende, incapacidad para interactuar con otros Estados.
Las tensiones histórica en la frontera dominico-haitiana es una situación heredada de la dominación colonial, en la que los intereses metropolitanos tuvieron la isla como escenario de sus conquistas territoriales, pero al día de hoy, las condiciones de insularidad y la presencia del crimen internacional organizado, usando la isla como puente de los ilícitos y logrando la penetración de la delincuencia en las estructuras del Estado, generan múltiples amenazas y vulnerabilidades.
Las rutas utilizadas por el crimen internacional organizado, para el tráfico de droga, armas, personas y el lavado de dinero, convierte nuestras fronteras terrestres, aéreas y marítimas en zonas de altos riesgos a la seguridad nacional, el análisis de las amenazas presentes, debe tener pendiente el realismo político, que permitan garantizar los derechos humanos, es por ello, que el abordaje de la Teoría del Espacio Vital es determinante en el marco de la geopolítica y las relaciones históricas con la República de Haití.
Las situaciones en la frontera domínico-haitiana encuentran respuestas coyunturales para un problema estructural, las dificultades que se presentan entre el derecho de las personas y el derecho del Estado a la protección de su territorio y sus fronteras marítimas, terrestres y aéreas, comprueba las tensiones entre las políticas, normas e instrumentos de protección de los Derechos Humanos y las ausentes políticas de seguridad y defensa nacional.
El diseño y la existencia de una política de defensa y seguridad nacional, con una visión de preservación y respecto de los derechos humanos, por eso, las políticas de defensa como políticas públicas y debe estar sujeto a las condiciones generales de formulación, implementación y verificación de las demás políticas públicas incluidos los requerimientos de transparencia, control y participación de la ciudadanía.
En ese sentido, la Constitución de la República en su artículo 258 establece la necesidad de la constitución “del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional, como un órgano consultivo que asesora al Presidente de la República en la formulación de las políticas y estrategias en esa materia y en cualquier asunto que el Poder Ejecutivo someta a su consideración”, el cual a la fecha no ha sido creado por el Presidente Danilo Medina, que tampoco ha impulsado la Ley de Seguridad y Defensa Nacional.
La Seguridad Nacional es un asunto que compete no sólo al Ministerio de Defensa, sino a todo el Estado y a toda la sociedad, en ese sentido es fundamental contar con un Plan integral de Seguridad y Defensa en la República Dominicana, que permita reducir el caos, y la corrupción en la frontera Dominico-Haitiana.