De ninguna manera constituye una exageración decir que nunca antes como ahora la fe y la doctrina cristiana en la República Dominicana había estado tan amenazada por una especie de colonialismo ideológico que quieren imponer a toda costa organismos internacionales y sus agentes en el país.

Temas como el aborto, la ideología de género, el matrimonio de personas de un mismo sexo, el turismo homosexual, se han recrudecido y en los momentos actuales existe un cerco ideológico internacional que ha ejercido y ejerce una enorme presión sobre el gobierno dominicano que ha ya cedido, y el Congreso Nacional, con legisladores anuentes que le hacen el peor servicio a la nación.

Muchos en la comunidad cristiana evangélica en el país, entre los que me incluyo, observamos que en los actuales momentos existen esos elementos foráneos que amenazan nuestros valores cristianos y culturales y están buscando posicionarse a través de gente de influencia como empresarios, líderes políticos, congresistas de la República Dominicana.

Es por esa razón que varios candidatos de fe cristiana han decidido dar un paso al frente, convocados más allá de las razones políticas a defender los espacios de fe y de doctrina cristiana, y sus valores derivados  en los que fue fundada la República Dominicana.

Para las próximas elecciones presidenciales, congresuales y municipales  se ha dado un fenómeno inédito: por primera vez en la historia existe una participación masiva de candidatos de la comunidad evangélica  ante las actuales amenazas externas e internas que afectan la fe y los valores cristianos.

En los últimos dos años y en especial el pasado, el pueblo evangélico junto a otros sectores de la sociedad tuvo una dura batalla ante las pretensiones de entidades internacionales que ejercieron una gran presión al gobierno dominicano, para la aprobación de una legislación que favoreciera el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Las presiones se hicieron sentir principalmente en el Congreso, con las presiones para la aprobación del nuevo código penal, que en su contenido tenía eximentes legales para que el aborto pudiera ser practicado en el país.

Un Código anuente con la cultura de la muerte que el Poder Ejecutivo promulgó aún sin ser conocido y aprobado por el senado como manda la Constitución.

Fue una lucha en que tanto evangélicos como católicos tuvieron que unirse para lograr vencer las intenciones por parte de sectores del gobierno para que se aprobara.  El presidente Danilo Medina finalmente lo promulgó en un laborantismo inusitado.

Estamos instruyendo al pueblo cristiano a votar por valores, no por colores, no ceder a las presiones e identificar a candidatos que esté en contra de la fe cristiana y los valores cultuales del país.  Es momento de dejar el entreguismo.