A contar del día de la toma de posesión de las actuales autoridades del Partido Revolucionario Moderno hemos observado un estilo de gobierno diferente, apropiado con la consigna de cambio, sin embargo, vemos con preocupación un optimismo extremo del gobierno, como si la economía del país estuviera boyante, gracias al manejo de la cosa pública por parte de las autoridades salientes.
Al oír hablar a nuestro presidente, pareciera que las pasadas autoridades le dejaron como herencia una economía muy estable, con una proyección de crecimiento económico y con un presupuesto de un amplio superávit, que sin dudas permite a las actuales autoridades emprender una serie de acciones tendentes a eliminar la deuda social en los próximos meses. Mientras que, de los pasados funcionarios sólo le podemos criticar que fueron corruptos, pero sólo se hace a través de denuncias alegres, sin documentarlo y sin someterlos a las autoridades correspondientes.
Dice un proverbio: ¨No prometas cuando estás muy feliz¨
Al analizar algunas de las promesas del nuevo gobierno, nos llenamos de alegrías y al mismo tiempo nos preocupamos, al pensar en las posibilidades de este, para cumplirle a la población en medio de una pandemia y de una crisis económica. Por ejemplo, dotar a todos los estudiantes de las escuelas públicas de una tableta o una computadora, lograr que en todo el territorio haya internet gratuito, mantener estable el servicio de energía eléctrica, para dar las clases de manera virtual, nos resulta muy difícil, pero aún más difícil si le agregamos que a cada uno de esos estudiantes se les llevara el desayuno y el almuerzo a sus respectivos hogares. Sin dudas, un gobierno muy bien intencionado, pero esto nos parece una quimera. Además, hay otras promesas cumplibles en el tiempo, pero entiendo que no en medio de una pandemia.
Lo más trascendental e innovador del nuevo estilo de gobernar de las actuales autoridades es el optimismo que manifiesta en cada una de sus intervenciones, manteniendo un discurso propio del que aspira, señalando lo que hará para resolver todas y cada una de las problemáticas del país; la antítesis de la mayoría de los que llegan y manifiestan el deplorable estado de la economía y del mal manejo de la cosa pública por parte de las pasadas autoridades, de forma que la población baje sus expectativas, para que lo poco o mucho que se haga, sea mejor valorado y asumido como un logro.
En el caso del nuevo gobierno del Partido Revolucionario Moderno, continúan como en campaña, prometiendo y diciendo todo lo que harán, incluso más de lo prometido en campaña, generando un gran optimismo y muy altas expectativas de parte de la población, cosa que puede ser un arma de doble filo, porque más vale hacer lo que nunca se ha prometido, que prometer lo que no podremos cumplir y, antes grandes expectativas, los logros son minimizados y los fracasos generan grandes decepciones.