Por muchos años trabaje en la banca dominicana, la mayor parte del tiempo como gerente de alguna sucursal y luego nos correspondió supervisar y promover el desarrollo de todas las sucursales del banco.

Los países del mundo, igual que los bancos, han optado por abrir sucursales en otros países, que tienen a su cargo la función de promover el intercambio comercial, la inversión, el turismo, etc., en fin mercadear, promover y dar acceso al país desde esas embajadas y consulados; sin embargo, en nuestro país un cargo de embajador o cónsul resulta ser un premio por sus labores y aportes de campaña, salvo honrosas excepciones, nuestro cuerpo diplomático no ejerce de forma adecuada sus funciones y no porque no tengan la capacidad de hacerlo, quizás porque no hay una estructura adecuada en nuestra cancillería.

Recuerdo que en el banco cada sucursal tenía que elaborar un presupuesto anual, pero no sólo de ingresos y gastos, sino también y en especial de metas de captación de negocios para la casa matriz, el banco; como supervisor creamos unidades que servían de enlace entre las sucursales y las diferentes áreas de negocios de la institución. Igualmente, nuestra cancillería debería tener áreas de enlaces entre, por ejemplo, el ministerio de agricultura y las embajadas, en el que se identifiquen nuestras ventajas comparativas respecto a cada país y se exploren las potenciales ventas de nuestros productos agrícolas en esos mercados, también que identifique necesidades de productos para que el ministerio incentive esas producciones específicas, así como en cada área productiva y de interés del país. Estructurar el presupuesto y las metas de cada embajada en coordinación con los ministerios y al final de cada año evaluarlos de acuerdo a su desempeño y del logro de esos objetivos.

Actualmente si le preguntamos a nuestros productores agrícolas y de la agroindustria ¿Cuál es el principal problema que tiene la clase productiva? La gran mayoría respondería: Mercado para nuestros productos. Nuestro país, de apenas nueve millones de habitantes, con muy bajo poder adquisitivo, representa ser un mercado muy pequeño en el que cualquier aumento en la producción por mínimo que éste sea, suele traducirse en bajos precios, que si bien benefician al consumidor, pueden hacer quebrar a nuestra clase productiva.

Tomando en consideración aspectos como el antes mencionado, es que hemos querido promover la idea de generar enlaces y alianzas estratégicas entre nuestra cancillería y nuestras embajadas, con los diferentes ministerios que atienden al turismo, la agricultura, la agroindustria, zonas francas, pequeñas empresas, etc., para establecer en cada embajada dominicana en el mundo, metas de generación de negocios en cada renglón de la economía, pero que además cuenten con la asesoría y el soporte de los diferentes ministerios, para el logro de esos objetivos.

Para ponerles un ejemplo, en nuestra última entrega hablamos de la transformación del Consejo Estatal de la Azúcar (CEA) a Consejo Estatal de la Producción Agropecuaria (CEPA). Esta es una meta lograble, qué para garantizar el éxito, tenemos que:

  • Identificar y producir bienes agropecuarios que tengan mercados garantizados.
  • Gestionar acuerdos para producirle a empresas internacionales lo que ellos requieran.
  • Que las embajadas traigan a los empresarios interesados en hacer las inversiones pertinentes.

Todo con la ayuda de los ministerios correspondientes, cancillería y sus embajadores.

Sólo un estado consolidado capaz de trabajar en equipo, puede generar las transformaciones que requieren los países que como el nuestro están en vías de desarrollo.