El pasado jueves 4 de los corrientes está señalado en el calendario como el Día Mundial Contra el Cáncer, fecha que la Organización Mundial de la salud y otras organizaciones internacionales que luchan contra esa enfermedad dedican cada año para auspiciar actividades de toma de conciencia con la finalidad de aunar esfuerzos en la prevención y tratamiento del cáncer.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), personas y organizaciones privadas y gubernamentales dan seguimiento permanente a los factores de riesgo presentes en el ambiente laboral, siendo que la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) en su momento ha llegado a identificar 29 agentes que pueden estar presentes en el lugar de trabajo y que causan cáncer en humanos (Grupo 1); unos 26 probablemente cancerígenos (Grupo 2A) y 113 posiblemente cancerígenos (Grupo 2B).
Fue Sir Percival Potter, médico cirujano de la Inglaterra, en 1775, quien observó una alta incidencia de cáncer de escroto en trabajadores deshollinadores de chimeneas, y estudios posteriores establecieron el efecto cancerígeno del hollín acumulado en los pliegues del escroto (piel que cubre los testículos). Llegar a la conclusión de que el hollín de las chimeneas era el causante del cáncer de escroto de los trabajadores expuestos se ha considerado como el primer estudio epidemiológico en el área de Salud Ocupacional.
Se considera, además, que 1 de cada 10 muertes por cáncer de pulmón está relacionada con el trabajo, y que junto al mesotelioma y al cáncer de vejiga son de los cánceres de origen ocupacional más frecuentes
La OMS estima que el 19% de los cánceres que se detectan a nivel mundial tienen una estrecha relación con factores ambientales y en particular con el ambiente laboral, siendo la causa de más de 1,3 millones de muertes anuales. La contaminación del aire, las radiaciones ultravioleta, entre otros, son de las causas determinantes en el cáncer por causas externas.
Se considera, además, que 1 de cada 10 muertes por cáncer de pulmón está relacionada con el trabajo, y que junto al mesotelioma y al cáncer de vejiga son de los cánceres de origen ocupacional más frecuentes.
Entre las sustancias y mezclas cancerígenas presentes en el ambiente, el Centro Internacional de Investigación sobre el cáncer refiere también: los procesos de producción de aluminio y carbón, óxido de etileno, el radón, arsénico, benceno, sílice, amianto (provoca 1 de cada 3 muertes por cáncer ocupacional), fundiciones de hierro y acero, entre otros.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) por su parte ha llamado la atención sobre la importancia de detectar y controlar las sustancias cancerígenas en el ambiente laboral, ya que -según precisó- entre las enfermedades no transmisibles el cáncer constituye la segunda causa de muerte en la región.
En artículos anteriores hemos llamado la atención sobre la importancia de los controles de riesgos en el trabajo, siendo fundamental en los que respecta a los agentes cancerígenos, ya que la gran mayoría de los cánceres de origen ocupacional son prevenibles.
Habría que agregar también la importancia gestionar la disponibilidad de los medios para diagnóstico temprano de cáncer para el inicio de su tratamiento oportuno, lo que representa un mejor pronóstico y una alta probabilidad de atender con éxito al trabajador afectado.