Como mujer, madre y abuela, estoy consciente de que podemos elegir y decidir ser un canal de vida. No solo por nuestra naturaleza física, más importante aún, podemos ofrecerle al recién nacido elementos fundamentales para que tenga vida como la acogida afectiva y la lactancia.
La acogida afectiva de la madre, padre y toda la familia es uno de los elementos fundamentales para el desarrollo de un niño o una niña además de las condiciones de higiene, sanitarias y alimentación. La madre, la familia y/o el padre lo pueden ofrecer si cuentan con las condiciones necesarias de salud física, mental, psicológica y afectiva.
El derecho a la vida está íntimamente vinculado al derecho que tiene la madre de decidir si recibe o no a la criatura que se forma en su vientre.
Los canales de muerte en los que se debaten las niñas, adolescentes y mujeres violadas que se embarazan son varios
La presencia continua y frecuente de abusos sexuales en las familias y en el vecindario para niñas y adolescentes es parte de su cotidianidad independientemente del estrato social. Su cuerpo está expuesto a todo tipo de vejámenes y se mantiene en silencio. Una adolescente, joven o mujer que ha sido violada sexualmente no cuenta con una capacidad física, mental ni psicológica para ofrecer vida porque ha sufrido la muerte de una parte de su alma y de su ser. La violación sexual genera en la niña, adolescente o mujer secuelas físicas, psicológicas y espirituales que suponen procesos de rehabilitación profundas previos a cualquier elección de ser un canal de vida.
Quienes abogan por todo tipo de prohibición del aborto por “defensa de la vida”, defienden la muerte de niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres que son violadas por padrastros, padres u otro familiar, a sabiendas de la frecuencia de estos hechos, así como la posibilidad de embarazo como consecuencia de los mismos.
Los canales de muerte en los que se debaten las niñas, adolescentes y mujeres violadas que se embarazan son varios. A pesar de que el aborto ha sido ilegal en toda nuestra historia, siempre se ha hecho y se hace de forma clandestina con el uso de todo tipo de objetos punzantes y brebajes.
La desesperación lleva a las niñas, adolescentes y mujeres a introducirse perchas, tijeras, cuchillos y tomar brebajes (incluyendo tres pasitos o plomerito) con algunos casos de suicidios. Se provocan así grandes hemorragias, llegan al hospital y el personal de salud se niega a atenderlas porque cometieron un acto ilícito.
Los suicidios son cada vez más frecuentes en las adolescentes que se ven sin salida y sin opción. No les cuentan a sus familias lo que ocurre por miedo a que la juzguen o la expulsen y buscan la manera de resolverlo con ayuda de sus amigas o de forma individual.
La despenalización de la interrupción del embarazo en caso de mala formación genética incompatible con la vida; producto de violación o incesto y en caso del aborto riesgo de muerte de la madre se convierte en una necesidad dentro del sistema sanitario. La condena total deja al personal de salud con las manos atadas y no podrán intervenir en ningún caso independientemente de la gravedad del mismo para salvar a la niña, adolescente o mujer.