Con el surgimiento del Teatro Show, el Teatro de Cámara, el Cine-Teatro y el poema-Teatro, empezó a gestarse un nuevo camino y una nueva fase de la teatrología que dio paso a nuevas investigaciones en torno a la concepción de lo que ha sido el teatro en la actualidad. A partir de los años 50 y, sobre todo, en la segunda mitad de la década del 60, se llevó a cabo una discusión y un trabajo en torno a las nuevas posibilidades del espectáculo y a la problemática de la relectura de textos teatrales escritos de manera colectiva para servirle a un teatro cuyos responsables eran el actor, el director y el público.

En efecto, se llegó a hablar en muchos casos de un teatro sin dramaturgia, esto es, de un teatro que prescindiera del escritor o autor de textos dramáticos. La crisis del texto dramático generó una dramaturgia del director teatral y del actor, siendo así que el texto denominado teatral, era creado por ambos en su relación intrínseca con la escena o una propuesta comunicadora, donde  el director, el actor y el público construyera la textualidad escénica en base a la fórmula cuerpo-voz y a la fórmula lenguaje-personaje acción.

Los niveles de transformación del texto teatral se asumían y aun hoy, se asumen como parte de un influjo y de una fluidez representacional unida a la visión de un nuevo espectáculo y de nuevas teorías espectaculares que se extendieron por toda la América Latina y por los Estados Unidos de Norteamérica. (Véase la Biomecánica de V. E. Meyerhold; el Actor- Studio de Lee Strasberg; Teatro del oprimido de Augusto Boal; el Teatro pobre de Jerzy Grotowsky; el Teatro de Creación e Investigación Colectiva de Enrique Buenaventura; el Arte Secreto del Actor desde la Antropología teatral de Eugenio Barba y otras prácticas escénicas asumidas por teatristas posgrotowskianos de Africa, Latinoamérica, China, India, y el Medio Oriente.

Con la teoría del desencanto propia de la posmodernidad, han surgido y siguen surgiendo, aún hoy, nuevas perspectivas de creación y construcción de la nueva imagen que supone nuevas posibilidades en los campos de fuerzas de los nuevos productos o producciones teatrales.

En efecto, todo ese proceso de construcción y deconstrucción decodifica y solicita un nuevo hombre de teatro, un nuevo autor, un nuevo espectador y una visión integradora de fases críticas de creación y extensión de práctica, la teoría y la historia del teatro de los últimos 20 años.

Asistimos en este sentido a lo que se entiende como fragmentación de la institución teatral, a partir de vertientes que caracterizan y materializan una nueva imagen del teatro, y por lo mismo, una travesía que facilite las líneas de un trabajo metacrítico y posicional en el marco de los nuevos relatos, microrrelatos y macrorrelatos teatrales.

De ahí la fusión, las transformaciones textuales y accionales provenientes de nuevos usos tecnológicos, de la puesta en escena de nuevos recursos y nuevas mediaciones artísticas utilizadas en el ámbito teatral.

Si bien es cierto que el nuevo espectáculo reclama de dominios y co-dominios interpretativos, comprensivos; de nuevos medios y nuevas estructuras, metaestructuras, funciones e interfunciones tearales, esto implica un nuevo capítulo que se abre desde la representación e inclusión de nuevos instrumentos, códigos, metacódigos y posiciones sobre el teatro entendido y aceptado como conjunción, campos de fuerza y ejecución de acciones.

Es así como la teatrología, entendida en tanto que estudio general y particular de las partes integrantes del teatro, se presenta como una disciplina integradora, decodificadora y transcodificadora  de todo aquello que aporta al conocimiento del teatro y de la teatralidad.

Argumento y práctica de la teatrología

Un programa que involucre la institución teatral dentro de la producción espectacular, implica necesariamente el conocimiento del fundamento de la práctica teatral, ubicada en tiempo,  espacio y práctica de comunicación. La disciplina teatrológica, en tal sentido, nos muestra cómo las formaciones teatrales se articulan en base a un contenido-fuerza gestual y vocal justificado en sus expresiones específicas denominadas: Teatro de la antigua Grecia, teatro romano, teatro religioso medieval,  Teatro del Renacimiento del, Teatro barroco, Teatro alegórico y otros. Toda la función de la teatrología entendida como estudio direccional y sobre todo como estructura e ideología permite comprender aquello que hace visible las raíces del espectáculo y el vocabulario de representaciones dramatúrgicas y escénicas.

El concepto de espectáculo ligado a la práctica social e institucional tiene un componente socio-teatral que permite, en un momento dado, unificar el criterio en torno al teatro entendido como expresión escenificación y texto cultural toda vez que la tradición espectacular se reconoce en las dramaturgias nacionales y en las representaciones universales.

La evolución de las formas escénicas, así como la historia del texto dramático, presenta un estado, a la vez que una visión que se autoproyecta como transformadora de una textura construccional de la teatralidad. Esto implica el hecho que la tradición del espectáculo es una tradición cultural compuesta de representaciones teatrales y diferentes teatralidades surgentes en sociedades tradicionales del oriente y del bajo y alto occidente. (Ver Eugenio Barba y Nicola Savarese: El arte secreto del actor. Diccionario de Antropología Teatral, Eds. ISTA-Escenología, México, 1990).

La tradición de uso de los cuerpos y de las texturas vocales y epocales del texto dramatúrgico, necesita un conocimiento de los principales signos y símbolos de la tradición que  legitima acciones teatrales, mediante el concepto de representación ligado a la historia cultural.

El actor, el director, el dramaturgo o libretista, el constructor, escenógrafo, el utilero, el maquetista y el sonidista, entre otros técnicos del espectáculo, le otorgan valor y significación a dicha actividad o praxis, tomando en cuenta las condiciones de producción, imitación y recepción de formas, mensajes, fórmulas actorales de dirección y fórmulas de escritura que se corresponden en la síntesis espectacular y teatral, para teatrología es importante analizar y comprender con las diversas condiciones materiales y artísticas de los géneros teatrales, la condición de representación desde la perspectiva de un autor escénico.

Por ejemplo, las tragedias de Racine, las comedias de Moliere, el teatro lopesco, la evolución de los corrales, el drama y la comedia de palacio, el recorrido que va del corral al palacio, el teatro alegórico alemán de los siglos XVII y XVIII, el espectáculo callejero en la Edad Media Latina, el drama romántico, la puesta en escena monumental y otras fundaciones cuyo valor podemos advertir en las fisiones espectaculares, encuentran prácticas, técnicas ideológicas de la institución teatral, sus efectos, desarrollos y decadencia.

La teatrología examina también la naturaleza cultural de la actuación, la dirección, el dispositivo escénico y el texto dramático. El historiador Silvio Damasco ha estudiado en su historia del teatro dramático las diversas formas constitutiva del teatro, la teatralidad y lo teatral como actitud, visión y práctica.

A la vez que la teatrología se nutre como disciplina de las diversas texturas, formas de realización, formas de producción y formas de aplicación de determinadas tecnologías activas en el teatro se propone también atender desde la crítica, la teoría y la historia, los diferentes contextos de producción, acción, comprensión y grado de correspondencia espectaculares.

Todo lo anterior admite el hecho de que la teatrología es una disciplina que dialoga con los demás dominios de las ciencias humanas y sociales. Lo que conlleva al entendimiento de una instrucción unificable en las posibilidades mismas de la creación, internalización, contextualización y recepción de obras teatrales. Lo que se concibe en el contexto teatrológico como productividad, función y campo de interpretación es el objeto y el objetivo mismo del teatro en la cultura.

El estudio de la teatrología admite una investigación comparada de los elementos que testimonian una visión de la escena, relaciones míticas, sociales, hechos religiosos y representacionales. La investigación teatrológica conforma una iconografía del cuerpo y la palabra, donde lo teatral se convierte en conjunto de relaciones que en el fondo revela los orígenes y sus proyecciones antropológicas.

Así las cosas, el campo de la teatrología está ligado también a los orígenes mismos de la institución teatral desde el momento en que el texto asegura, junto a los demás representantes de la institución social y teatral, los valores de la existencia social, trágica, cómica y dramática.

La escena griega, la escena romana, la escena latina, medieval, renacentista, moderna y tardomoderna, pueden ser documentadas a partir de la estructura material, la estructura funcional y la estructura estético fundacional de la representación en sus diversas direcciones expresivas y artísticas. El orden teatrológico y el orden antropológico artístico, revelan capacidades perceptivas, sensoriales, cognitivas y pulsionales donde el mundo se convierte en escena, tiempo espectacular y acción socializada de fuerzas, donde los personajes actúan  y  co-actúan en el marco de un ritmo cultural y escenológico dinámico. Los actores, los textos y los personajes adecúan y conforman la visión calderoniana, según la cual, el teatro es teatro del mundo.

El campo de fuerza de una interpretación de lo social, lo ceremonial y lo originario, remite siempre  a una escena emblemática y alegórica. Los gestos primitivos y el uso del cuerpo en la representación, constituyen el motivo de estudio de una teatralidad manifestante, esto es, replicante en el orden de los signos, símbolos y acciones de la cultura misma. Se trata, en este caso, de explotar, medir, confirmar y traducir los principales relatos que han dado forma a la cultura de Oriente Y Occidente, donde los diferentes espacios de la representación construyen el habla teatral y el cuerpo como texto y escritura.

La teatrología y la investigación metodológica del teatro remiten siempre a un conocimiento puntual de lo que han sido todas las historias del teatro y del espectáculo ubicado en el tiempo y espacio de relatos. Todo lo que ha servido de fuente a los estudios teatrales obliga a una interpretación de los gestos culturales en concordancia con las visiones representacionales, donde se articulan los movimientos recurrentes de lo espectacular.

Entender que la teatrología es un campo de aceptación del lugar etnográfico de la representación, implica entender los diversos niveles de la concienciación del teatro en el ámbito de la cultura de los signos artísticos.