La campaña reeleccionista se enreda cada vez más en su propia telaraña de engaños, de la que sobrevive gracias a un colosal apoyo mediático cuyo efecto se desacredita y diluye cada vez más, por su permisividad e incluso complicidad frente a situaciones en las que el gobierno y sus funcionarios se cruzan en rojo los semáforos institucionales.

En su último cuplé se les ocurrió acusar al PRM articular una campaña sucia. No pocos han quedado asombrados con tan temeraria parada que se vuelve contra ellos.

Porque los únicos reconocidos expertos en campañas sucias en este proceso electoral operan para el proselitismo reeleccionista.

Uno de ellos es Joao Santana, el hombre cuyas campañas son consideradas "las más infames, más mentirosas y más dañinas para Brasil", según la revista Veja.

El diputado Vinicio Castillo fue contundente al afirmar que “el principal asesor del presidente Danilo Medina, el brasileño Joao Santana, dirigió una campaña de ´linchamiento moral´ contra el expresidente Leonel Fernández, la cual incluyó la presencia mediática de Quirino Ernesto Paulino Castillo (El Don) en el país después que cumplió sentencia en Estados Unidos por tráfico de cocaína”.

El otro experto en campañas sucia es un personaje al que leonelistas acusan de ser el fontanero de  la operación Quirino con que fueron frisados los vientos que medía Leonel Fernández para ver si se lanzaba a buscar la nominación presidencial por su partido, para las elecciones que llegan.

De modo que cuando los reeleccionistas osaron hablar de campaña sucia, mucha gente  volvió a preguntarse ¿Y por  qué tocaron esa tecla? ¿Hasta dónde va a llegar la campaña reeleccionista poniendo sobre el tapete temas que sólo les hacen daño?

¿Qué llevó a la campaña de Danilo a meterse en un terreno tan cenagoso, como el de hablar de campañas sucias, y otro tema aún más espinoso para ellos como es el de la corrupción?

Dicen que la prisa y la desesperación son malas consejeras, pero más aún lo es la angustia que provoca en la campaña reeleccionista el último giro que han tomado la preferencia electoral, de repunte de Luis Abinader y recaída del presidente-candidato.

Esas tendencias, que se venían manifestando en todas las encuestas, incluso en la Gallup antes de que el gobierno la obligara a desmentirse públicamente, y la convirtiera en otra saltimbanqui del encuetismo, han tomado cuerpo en las calles, en un rechazo cada vez más tupido y encendido en contra de la reelección.

Esa recaída le ha venido a Danilo luego de salir a hacer campaña reeleccionista con cientos de yipetas cada una valorada en millones  de pesos.

Campaña reeleccionista con  multitud de tarimas con músicos, bailarinas algunas de las cuales han posado tomando botellas de champaña del más fino.

Campaña reeleccionista con potentes y estridentes discolights, haciendo bulla como para quitarse el miedo y la soledad, y derrochando sin límite.

Como si no advirtieran que con tanto derroche ofenden la miseria y la pobreza de gente del pueblo que lo recibe demandándole agua, comida, empleos y con pancartas de rechazo, tras 4 años de promesas incumplidas y propaganda engañosa.