Lo que la humanidad le asiste actualmente es a una crisis civilizatoria, a una crisis epocal. Una crisis que se viene gestando de manera persistente, silenciosa y caudalosa. Estamos asistiendo a un profundo agotamiento de la forma de organización económica y social a nivel planetario.
Este grado de perplejidad, de incertidumbre, de manto de presagio negativo, de desconcierto, de ilusiones y futuro pavoroso; constituyen los signos vitales de una crisis de organización productiva y social que no encuentra eco en el concierto de las poblaciones mundiales.
El escenario de la crisis civilizatoria trae consigo tiempos de turbulencia, grandes transiciones y cataclismos económicos, sociales y políticos que abordan el eslabón de un nuevo paradigma de organización social y la ruptura del viejo paradigma. Se cristaliza la emergencia de nuevos actores cuya hegemonía en la nueva dimensión societal no se produce de un día para otro; así como los actores desplazados lucharán por mantener su hegemonía social, política y económica.
Cuando Alvin Toffler nos hablaba en su libro La Tercera Ola, nos decía que la primera Ola, lo constituyó la Revolución Agrícola cuya simbología lo fue la Azada; ésta duró más de nueve mil años su irrupción y agotamiento. La Segunda Ola o la Revolución Industrial, que fue el salto de la máquina de carbón a la máquina de vapor y una segunda Revolución Industrial, de la máquina de vapor a la máquina eléctrica. Todo este entramado duraría alrededor de 300 años. 300 años que cambiarían el mundo. 300 años que resumieran el advenimiento de la ciencia y con ella de manera acelerada la asunción sistemática de nuevos paradigmas. De la visión teocéntrica del mundo, nos encontraríamos con el paradigma copernicano, los paradigmas mecanicista y racionalista de René Descartes y el paradigma newtoniano. Un hombre llamado Albert Einstein descubriría la relatividad y con ello la era atómica.
La Tercera Ola, es lo que Alvin Toffler denominó la Sociedad Post-Industrial y que Peter Drucker llamaría la Sociedad Postcapitalista o Sociedad del Conocimiento. En la Sociedad del Conocimiento, la tierra, el trabajo y el Capital no constituyen los ejes fundamentales de esa sociedad, sino el conocimiento. Los Medios de Producción no son la fuente protagónica de la Sociedad del Conocimiento, sino el Cerebro y, con ello, el Capital Humano. En esta sociedad el factor principal es el trabajador del Conocimiento.
Entre la Segunda y Tercera Ola se dieron cambios sucesivos y dramáticos; empero, su fuente principal, la forma de organización económica y social se mantuvo inamovible. No se produjeron rupturas con el ordenamiento económico-social ni nuevas jerarquías en las estructuras sociales y políticas. Lo que acontecieron fueron cambios de fracciones de clase en el poder; fusiones de las distintas fracciones en la estructura social y cambios en las formas de hacer las cosas a través de nuevas tecnologías. Diseños de nuevas estructuras organizacionales que propiciaron maneras distintas de relacionamiento. Estas nuevas tecnoestructuras desencadenarían cambios en los lugares de trabajo.
La nueva Ola Civilizatoria que se viene incubando y que no sabemos cómo terminará, pues será más profunda en la dinámica societal; es una irrupción civilizatoria que tocará las raíces, aspectos nodales, fundamentales de la forma de organización económica, productiva y social del mundo de hoy.
La humanidad se encuentra por primera vez en su historia frente a 6 grandes crisis que concurren simultáneamente: Energética; Climática; Ecológica; Hídricas; Alimentos y Económica-Financiera. El Capital Financiero cuya génesis lo constituyó el predominio del Capital Industrial más el Bancario, bajo la égida del dominio militar, se encuentra en su colapso final. Los Estados Unidos que desde la Segunda Guerra Mundial eclosionó como la primera potencia mundial; hoy su predomino económico no es ni sombra de los años 60, 70 y 80 del siglo pasado. Para el 1960 los Estados Unidos representaban el 60 % del Producto Bruto Interno mundial, hoy es el 20%. Para los años 60, el Dólar era la única moneda de circulación mundial, hoy no es así. Los Estados Unidos representaban el 70% del Comercio Mundial, hoy apenas representa el 23%. Un ciudadano estadounidense consumía el equivalente a 13 personas de cualquier otro país, hoy ya no es así. Eran el 5 % de la población mundial y consumían el 62 % mundial.
La crisis civilizatoria en que nos encontramos hoy, parirá una nueva forma de organización social donde la riqueza no se constituirá en sinónimo de miseria para la mayoría; donde el bienestar de unos pocos no significará la desigualdad y la exclusión de otros muchos. Donde la opulencia no guardará ninguna relación, ningún sentido con el encanto de la justicia.
Esta Nueva era Civilizatoria que se está anidando en las Sociedades de las Redes, no producirá lo que acontece hoy con esta crisis civilizatoria, donde de 7,000 millones de seres humanos hay 1,200 millones que pasan hambre y cientos de niños y niñas mueren diariamente de hambre y falta de agua potable; 2,000 millones de personas no tienen donde realizar sus necesidades fisiológicas. La especulación financiera del petróleo y de los commodities no es la causa de esta crisis civilizatoria sino los efectos y consecuencias de ella. Esta crisis civilizatoria ya es intolerable y si hay algo que produce alegría es que la historia nos resalta y nos señala, con el sentido de su propia historia, de su razón de ser, que esto no puede ser tolerado más.
Esta nueva etapa de la historia, una nueva Era Civilizatoria, traerá consigo un nuevo desencadenamiento histórico y con ella un devenir más humano. El apagón a largo plazo de esta crisis civilizatoria lleva en su viento final el concierto de un futuro más idílico. Ya ese futuro, en el presente, está causando y provocando las necesarias tensiones y urgencias de un niño que no acaba de nacer, pero que inexorablemente vendrá.